Heráclito 26

De estúpidos y habladores
.
Los estúpidos según Fernando Savater
.
Diccionario filosófico, Planeta, Barcelona, 1997, págs. 136/138, al anotar el vocablo estupidez.
.
Sigo pensando que el aburrimiento es ingrediente fundamental de las desventuras históricas, pero ahora le voy dando también cada vez más importancia a la estupidez. Debo esta nueva perspectiva a la lectura de un irónico historiador italiano, Carlo Cipolla, según la expone en su libro –recomendable con fervor- Allegro ma non troppo (la traducción castellana lleva el mismo título). Dice allí el profesor italiano que los evidentes y numerosos males que nos aquejan tienen por causa la actividad incesante del clan formado por los máximos conspiradores espontáneos contra la felicidad humana: a saber, los estúpidos. No hay que confundir a los estúpidos con los tontos, con las personas de pocas luces intelectuales: pueden también ser estúpidos, pero su escasa brillantez les quita la mayor parte del peligro. En cambio lo verdaderamente alarmante es que un premio Nobel o un destacado ingeniero pueden ser estúpidos hasta el tuétano a pesar de su competencia profesional. La estupidez es una categoría moral, no una calificación intelectual: se refiere por tanto a las condiciones de la acción humana[…].
.
Si la estupidez es mala en todos los estamentos humanos, entre intelectuales alcanza una gravedad especial. Suponer que todos los “intelectuales” son básicamente “inteligentes” es un error muy generoso, fundado quizás en la homofonía de ambas palabras. Por el contrario, el terreno de debate intelectual atrae al estúpido con particular magnetismo, le estimula hasta el frenesí, le proporciona oportunidades especialmente brillantes de ser estentóreamente dañino. Lo más grave es que su imbecilidad habitual pierde el carácter benévolo aunque descarriado que posee por lo común la estupidez (que en el fondo es una perversión alimentada de buenas intenciones) y puede llegar a ser insólitamente malévola o cruel. Ya Voltaire, en su Diccionario filosófico, había señalado este peligro gremial: “La mayor desgracia del hombre de letras no es quizá ser objeto de la envidia de sus colegas, o víctima de los contubernios, o despreciado por los poderosos de este mundo; lo peor es ser juzgado por tontos. Los tontos llegan a veces muy lejos, sobre todo cuando el fanatismo se une a la inepcia y la inepcia al espíritu de venganza”. El dictamen es importante porque proviene del intelectual antiestúpido por excelencia, quizá el hombre de letras al que menos opiniones desastrosas pueden reprochársele, aquel en cuyo nombre o con la inspiración de cuyas doctrinas es más difícil cometer crímenes. Pero de la estupidez nadie está descartado: los intelectuales la llevamos dentro como una enfermedad profesional, es para nosotros como la silicosis para los mineros. Hay razones estructurales y dinámicas para contraer esta dolencia. A la pregunta “¿por qué los estúpidos se vuelven a menudo maliciosos?”, responde así Nietzsche, uno de los grandes estudiosos del tema: “A las objeciones del adversario frente a las cuales se siente demasiado débil nuestra cabeza, responde nuestro corazón haciendo aparecer sospechosos los motivos de las objeciones”. Cuando falla nuestra argumentación o nuestra comprensión, recurrimos al proceso de intenciones y de ahí al proceso tout court si tenemos vara alta con los poderes gubernamentales. Por eso toda vigilancia es poca y cada cual debe hacerse chequeos periódicos a sí mismo para descubrir a tiempo la incubación de la estupidez. Los síntomas más frecuentes: espíritu de seriedad, sentirse poseído por una alta misión, miedo a los otros acompañado de loco afán de gustar a todos, impaciencia ante la realidad (cuyas deficiencias son vistas como ofensas personales o parte de una conspiración contra nosotros), mayor respeto a los títulos académicos que a la sensatez o la fuerza racional de los argumentos expuestos, olvido de los límites (de la acción, de la razón, de la discusión) y tendencia al vértigo intoxicador, etcétera.
.
Un buen test para detectar los estragos en nosotros, intelectuales, de la estupidez es preguntarnos sinceramente si aún podemos contestar a quien nos inquiera qué hemos hecho frente a los terribles males del mundo con la cuerda modestia de Albert Camus: “Para empezar, no agravarlos”. Si esto nos parece poco, mal síntoma...
.
Los habladores según Eduardo Dermardirossian
.
Diario, anotación al martes 26 de diciembre de 2000.
.
¡Oh, Dios! ¿Podrás alguna vez perdonarme por haber sido impiadoso con los habladores? Todo empeño es inútil cuando trato de reconciliarme con ellos. Creo que no quiero comprenderles, ser tolerante con su parloteo incesante, mirar aquella verborrea con alguna benevolencia, como una necesidad catártica de mi interlocutor. No lo quiero. Es más: les detesto, huyo de ellos cuando puedo y me refugio en la soledad para no escucharles.
.
No rias por lo que diré: en sitios pequeños, donde me es difícil eludir el parlamento ocioso de algún contertulio, acudo frecuentemente al excusado, no para otro menester sino para descansar de mis fatigas auditivas. Y luego, al retirarme por fin del lugar, al apartarme definitivamente de mi malhechor, tengo sensaciones de gozo indescriptibles; el solo cese del parloteo me sosiega al punto de que ya no importa si es ruidoso el carnaval, o si el automóvil que me transporta en dirección a un paraíso sin habladores mete la bulla de un sonajero.
.
No puedo no detestar al que habla en demasía, no importa si es el más ilustrado habitante del planeta o si carece de toda instrucción. Uno y otro me son igualmente detestables.
.
Admirado, escuché alguna vez decir que las señoras japonesas solían reunirse para guardar, simplemente, silencio. Yo debí haber nacido japonés.
.
H 45 – 06.04.2001
.
.
Serie Creencias del mundo
.
Chamanes
.
José Carlos García Fajardo*
.
El chamanismo es una práctica esotérica originaria del círculo polar ártico, sobre todo de Siberia. Allí constituye el centro de la actividad religiosa en donde la ayuda del chamán es vital para asegurar el orden en la vida de la comunidad. Su actividad como "sanador" arranca de una enfermedad acompañada de fenómenos paranormales de la que no se curará hasta que no acepte su vocación al servicio de las gentes. En vano diagnosticarán los médicos modernos que se trata de la histeria ártica, no se es chamán por estar enfermo sino por haber superado durísimas pruebas iniciáticas.
.
La palabra chamán (saman) deriva del pueblo siberiano Tungús y, gracias a los rusos, llegó al lenguaje científico europeo. Se ha extendido por otros pueblos del círculo polar ártico, desde los lapones hasta los inuit, desde Groenlandia hasta Alaska. En el Tíbet, es muy fuerte la tradición chamánica que subsiste a pesar del budismo que llegó hace mil quinientos años. Desde esa franja circumpolar, el chamanismo se ha extendido entre los indios de las praderas de Norteamérica y, más hacia el sur, encontramos formidables tradiciones entre pueblos indios de Centroamérica y de Colombia, como los quimbayas. Gran parte del tesoro de este pueblo fue donado a España y se encuentra en el museo de América. Allí puede contemplarse el más impresionante "curso" de chamanismo camuflado en las joyas de oro que representan los vuelos chamánicos y que sólo se desenterraban para bailar con ellas al sol que les daba vida, porque el oro es como el semen de la tierra. Los codiciosos e ignorantes conquistadores españoles no entendían por qué los indios no comerciaban con el oro ni se adornaban con él sino en el curso de "demoníacas" celebraciones "con figuras en forma de murciélagos", que es como interpretaban el extático vuelo chamánico.
.
Como quiera que también se encuentran instituciones similares en la Tierra del Fuego y entre aborígenes australianos, algunos antropólogos han aventurado que su naturaleza corresponde a ancestrales anhelos del hombre que añora su pasado vinculado a animales y árboles que luego transforma en totémicos.
.
Pero no hay que confundir su actividad con la de los magos, hechiceros, o adivinos aunque tengan rasgos comunes, como común es el sustrato humano que soporta todo el andamiaje.
.
Todos los poderes del chamán dependen de sus experiencias iniciáticas. Las pruebas soportadas durante su iniciación, el conocimiento del dolor y la precariedad del espíritu humano, su muerte ritual, el descenso a los infiernos y su resurrección después de haber experimentado el viaje al cielo, hacen de él un auxiliar imprescindible para conservar las raíces de una etnia determinada representadas por sus tótems y conservada gracias al respeto de los tabúes. Por eso, el chamán sólo puede actuar eficazmente con los miembros de su clan. Se llega a chamán por vocación espontánea, por transmisión hereditaria de la profesión y, más raramente, por decisión personal. Un chamán no es reconocido como tal sino después de haber recibido una doble instrucción: de orden extático (sueños, visiones, trances, etc) y de orden tradicional (técnicas chamánicas, mitología y genealogía del clan, lenguaje secreto, etc). De esta iniciación se encargan los espíritus y los viejos maestros chamanes.
.
El futuro chamán se singulariza por su comportamiento extraño: se vuelve soñador, busca la soledad, vaga por bosques y parajes desiertos, tiene visiones, canta durante el sueño, etc. Es el período de "incubación". La llamada "locura" de los futuros chamanes, su caos psíquico, significa que el hombre profano está en trance de "disolverse" y que está maduro para adquirir una nueva personalidad. A veces, dejan de respirar y algunos han estado a punto de ser enterrados. Cuando el neófito yace inconsciente en la tienda o en la yurta, la familia llama a un reconocido chamán que actuará como instructor que le imparte enseñanza esotérica, muchas veces estando ambos en trance. Es la conocida relación entre maestro y discípulo que se lleva a cabo en secreto, casi sin palabras, "de mi corazón a tu corazón" (I shin den shin, dicen los textos Zen) Y nadie lo toma a broma. A veces, todo se consuma con una ceremonia pública de ascender a lo alto de uno o de nueve abedules en los que practica incisiones que certifican su ascensión a los nueve cielos.
.
En casi todas las religiones se encuentra este rito de muerte y resurrección a los cielos, el árbol chamánico es el árbol de la vida, como la cruz lo es para los cristianos por todo su simbolismo. Y siempre es para restaurar, religar, un orden quebrantado, un desarraigo de un llamado paraíso que no es sino la nostalgia de una supuesta edad de oro en la que los seres humanos no se habían desgajado de la naturaleza.
.
El chamán tungús es diestro en manipular los espíritus que habitan a las personas y a los animales, los busca, los cura y los devuelve una vez serenados. Lo característico del chamanismo es que toda esta actividad se realiza en éxtasis, en enajenación natural o inducida con hierbas adecuadas; se ayuda por el batir del tambor y por la danza. Mientras está poseído, realiza proezas sobrehumanas, habla lenguas de animales, se agita su tienda, brota fuego de origen desconocido, su mirada se extravía, pero posee poderes curativos y de adivinación extraordinarios. Es tal su sensibilidad que puede anunciar fenómenos por venir.
.
Para el profano, así como para los misioneros que perdieron los valores originarios de profetismo, adivinación, taumaturgia, éxtasis y el hablar en lenguas, así como las experiencias de los viajes astrales, toda su ignorancia se resuelve en denominarlos "posesos", "alucinados", "alumbrados" o, con la más burda inconsecuencia, "endemoniados". Como si los daimones griegos no fueran espíritus que se relacionaban con los seres humanos.
.
Pero, como dice Mircea Eliade, "los chamanes desempeñan un papel esencial en la defensa de la integridad psíquica de la comunidad". Como Freud intuyó, Jung analizó y Lancán aventuró los mitos y los cuentos, ciertas tradiciones y supersticiones difundidas entre el pueblo son los codificados sistemas de transmitir enseñanzas sin que puedan ser manipuladas por la razón; actúan en el psiquismo.
.
El respeto que en algunas sociedades se mantiene por el tonto del pueblo, del que se pueden mofar pero al que temen, así como los "ritos de paso" rebautizados con pretendidas gestas de santos cristianos, o costumbres y tradiciones que se repiten sin conocer su significado no son más que medios benignos para mantenernos en paz con el misterio. En el fondo, es bueno que un hombre muera por el bien del pueblo, que cargue con todas nuestras iniquidades, que realice todas las extravagancias que los cuerdos no pueden hacer sino borrachos o bajo los efectos del soma o de otros alucinógenos que conducen a la divina ebriedad.
.
"Los 'milagros' chamánicos no sólo confirman y robustecen las estructuras de la religión tradicional, sino que a la vez estimulan y nutren la imaginación, hacen desaparecer las barreras ente el sueño y la realidad inmediata, abren puertas hacia los mundos habitados por los dioses, los muertos y los espíritus", concluye Mircea, el más grande historiador de las religiones.
.
Así habla el chamán Chamalú:

.
"Y si tuviera un instante más de vida haría lo mismo. Viviría como indígena lúcido enamorado de la plenitud, viajaría por todo el mundo compartiendo la felicidad descubierta, sorprendería, conmocionaría y, desde la cima de la rebeldía, gritaría: ¡Elegí vivir, hermanos!"
.
* Profesor de Pensamiento Político y Social y Universidad Complutense de Madrid y presidente de la ONG Solidarios para el Desarrollo.
H 42 – 16.03.2001
.
.
Los espejos abominables
.
Jorge Luis Borges, Historia universal de la infamia, obras completas (1923-1949), Emecé, Barcelona, 1996, tomo 1, pag. 327.
.
Siempre que sus palabras no invaden la fe ortodoxa, el Islam tolera la aparición de amigos confidenciales de Dios, por indiscretos o amenazadores que sean. El profeta, quizá, no hubiera desdeñado los favores de ese desdén, pero sus partidarios, sus victorias y la cólera pública del Jalifa –que era Mohamed Al Mahdí- lo obligaron a la herejía. Esa disensión lo arruinó, pero antes le hizo definir los artículos de una religión personal, si bien con evidentes infiltraciones de las prehistorias gnósticas.
.
En el principio de la cosmogonía de Hákim hay un Dios espectral. Esa divinidad carece majestuosamente de origen, así como de nombre y de cara. Es un Dios inmutable, pero su imagen proyectó nueve sombras que, condescendiendo a la acción, dotaron y presidieron un primer cielo. De esa primera corona demiúrgica procedió una segunda, también con ángeles, potestades y tronos, y éstos fundaron otro cielo más abajo, que era el duplicado simétrico del inicial. Este segundo cónclave se vio reproducido en un terciario y éste en otro inferior, y así hasta 999. El señor del cielo del fondo es el que rige –sombra de sombras de otras sombras- y su fracción de divinidad tiende a cero.
.
La tierra que habitamos es un error, una incompetente parodia. Los espejos y la paternidad son abominables porque la multiplican y afirman. El asco es la virtud fundamental. Dos disciplinas (cuya elección dejaba libre el profeta) pueden conducirnos a ella: la abstinencia y el desenfreno, el ejercicio de la carne o su castidad.
.
El paraíso y el infierno de Hákim no eran menos desesperados. “A los que niegan la Palabra, a los que niegan el Enjoyado Velo y el Rostro (dice una imprecación que se conserva en la Rosa escondida), les prometo un infierno maravilloso, porque cada uno de ellos reinará sobre 999 imperios de fuego, y en cada imperio 999 montes de fuego, y en cada monte 999 torres de fuego, y en cada torre 999 pisos de fuego, y en cada piso 999 lechos de fuego, y en cada lecho estará él y 999 formas de fuego (que tendrán su cara y su voz) lo torturarán para siempre.” En otro lugar corrobora: “Aquí en la vida padecéis en un cuerpo; en la muerte y la Retribución, en innumerables”. El paraíso es menos concreto. “Siempre es de noche y hay piletas de piedra, y la felicidad de ese paraíso es la felicidad peculiar de las despedidas, de la renunciación y de los que saben que duermen.”
.
H 45 – 06.04.2001
.
.
Lecturas escogidas
.
Pierre-Joseph Proudhon *
.
Si tuviera que contestar a la siguiente pregunta: ¿Qué es la esclavitud?, y respondiese en pocas palabras es el asesinato, mi pensamiento sería comprendido de inmediato. No necesitaría, ciertamente, grandes razonamientos para demostrar que la facultad de quitar al hombre el pensamiento, la voluntad, la personalidad, es un derecho de vida y muerte, y que hacer esclavo a un hombre es asesinarlo. ¿Por qué razón, sin embargo, no puedo contestar a la pregunta ¿Qué es la propiedad?, diciendo concretamente es el robo, sin tener la certeza de no ser comprendido, aún cuando esta segunda respuesta no sea más que una simple transformación de la primera?
.
Me decido a discutir el principio mismo de nuestro gobierno y de nuestras instituciones, la propiedad; estoy en mi derecho: puedo equivocarme en la conclusión que de mis investigaciones resulte; estoy en mi derecho: me place colocar el último pensamiento de mi libro en su primera página; estoy también en mi derecho.
.
Un autor enseña que la propiedad es un derecho civil, originado por la ocupación y sancionado por la ley; otro sostiene que es un derecho natural, cuya fuente es el trabajo; y estas doctrinas tan antitéticas son aceptadas y aplaudidas con entusiasmo. Yo creo que ni el trabajo, ni la ocupación, ni la ley, pueden engendrar la propiedad, que ésta es un efecto sin causa. ¿Se me puede censurar por ello?
.
¡Cuántos comentarios levantan tales afirmaciones!
.
¡La propiedad es el robo! ¡He aquí el toque de rebato del 93! ¡La turbulenta agitación de las revoluciones...!
.
Tranquilízate, lector: no soy, ni mucho menos, un elemento de discordia, un instigador de sediciones. Me limito en anticiparme en algunos días a la historia; expongo una verdad cuyo esclarecimiento no es posible evitar; escribo, en una palabra, el preámbulo de nuestra constitución futura. Esta definición, que te parece peligrosísima, la propiedad es el robo, bastaría para conjurar el rayo de las pasiones popumares si nuestras procupaciones nos permitiesen comprenderla; ¡pero cuántos intereses y prejuicios se oponen a ello...! La filosofía no cambiará, por desgracia, jamás, el curso de los acontecimientos: el destino se cumplirá con independencia de la profecía; por otra parte, ¿no hemos de procurar que la justicia se realice y que nuestra educación se perfeccione?
.
¡La propiedad es el robo...! ¡Qué inversión de ideas! Propietario y ladrón fueron en todo tiempo expresiones contradictorias, de igual modo que las personas que designan se consideran entre sí antipáticas; todas las lenguas han consagrado esta antinomia. Ahora bien, ¿con qué autoridad podríais impugnar el asentimiento universal y dar un mentís a todo el género humano? ¿Quién eres para quirar la razón a los pueblos y a la tradición?
.
¿Qué puede importarte, lector, mi humilde individualidad? He nacido como tú, en un siglo en el que la razón no se somete sino al hecho y a la demostración; mi nombre, lo mismo que el tuyo, es investigador de la verdad; mi misión está consignada en estas palabras de la ley: Habla sin odio y sin miedo; di lo que sepas. La obra de la humanidad consiste en construir el templo de la ciencia y esta ciencia comprende al hombre y a la Naturaleza. Pero la verdad se revela a todos, hoy a Newton y a Pascal, mañana al pastor en el valle, al obrero en el taller. Cada uno aporta su piedra al edificio y, una vez realizado su trabajo, desaparece. La eternidad nos precede, la eternidad nos sigue; entre dos infinitos ¿qué es un mortal, para que el siglo lo tenga en cuenta?
.
La capacidad del hombre para asumir los riesgos del actual modelo de desarrollo
.
* ¿Qué es la propiedad?, Ed. Orbis, Madrid, 1983, cap. I, págs. 29/30. Traducción de Rafael García Ormaechea.
H 46 – 13.04.2001
.
.
Sobre Proudhon
.
Mirko Roberti *
.
El pensamiento proudhoniano ha sido objeto de las más variadas y disparatadas interpretaciones. Vilipendiado por los marxistas como pequeño burgués, bien visto por la derecha francesa como teórico de la autoridad familiar, reconocido por los “socialistas liberales” como su precursor, considerado por el sindicalismo revolucionario como padre tulelar e intelectual de Sorel, redescubierto por el socialismo consiliario como iniciador de la autogestión obrera, en fin, criticado, discutido y respetado como uno de los fundadores del pensamiento anarquista.
.
En el origen de esta variedad interpretativa está el pensamiento del propio Proudhon, siempre contradictorio, disperso, llevado más por arranques e intuiciones que por esquemas. La matriz de esta característica contradictoria viene dada por el empleo absolutamente original del método dialéctico: contrariamente a Marx y Hegel, que definen la realidad de la forma triádica de una tesis y de una antítesis que se resuelven siempre en una síntesis superior, Proudhon afirma que las oposiciones y las antinomias son la estructura misma de lo “social” y que el problema no consiste en resolverlo en una síntesis, que acabaría con la realidad, sino en encontrar o construir un equilibrio funcional capaz de hacer convivir aquellas tendencias de por sí contradictorias.
.
¿Mutualista?
.
Y la economía mutualista llevará a Proudhon a defender, en el campo de la economía, la teoría de la creación del valor mediante el intercambio y el trabajo invertido, por lo que recibió feroces críticas de Marx, quien aseguraba que esta teoría era típica de un economista “pequeño burgués”, simpatizante del tendero y del artesano que comercian con sus propios productos.
.
Pero su teoría le llevará sobre todo a analizar el mecanismo mismo de regeneración permanente de la desigualdad. De hecho, si el salario-valor depende de la cantidad de trabajo producido, el intercambio no se da según las necesidades, sino según la igualdad de valores. Así pues, de esta forma, Proudhon acaba defendiendo la economía monetaria y la pequeña propiedad: al defender la autonomía y la creatividad de los trabajadores, exaltaba al propio tiempo sus distintas capacidades: en cambio su modo de producción debía servir precisamente para liberarlos del peso opresor y parasitario del Estado y del monopolio económico.
.
Si el contenido específico del federalismo pluralista es la economía mutualista, que es criticable y discutible, queda, sin embargo, todo el esquema estructural aplicable indiferentemente a distintas economías (Bakunin y Kropotkin lo aplicaron respectivamente al colectivismo y al comunismo). Esto porque el federalismo representa más un método que una categórica afirmación teórica, su función es más reguladora que constitutiva en las relaciones socio-económicas. Sirve para asegurar, con su dimensión pluralista, la igual posibilidad de expresión de cada grupo social y económico, en armonía con las propias exigencias geográficas y las propias tradiciones históricas.
.
* Revista “A”, Milán 1974.
H 46 – 13.04.2001
.
.
La sociedad del riesgo
.
Arancha Desojo*
.
El universo tiende al desorden. Dejarse llevar por el caos supone un gasto menor que el necesario para restablecer el orden, como bien sabemos los que pretendemos mantener nuestras casas y rincones de trabajo en mínimas condiciones de habitabilidad. Pero el conocimiento de esta ley básica de la termodinámica nos obsta para que, constantemente, los humanos nos empeñemos en sujetar el río desbordado que es el caos. Y el caos nos supera y el esfuerzo que realizamos para corregir su errática trayectoria se revela ímprobo e insuficiente para nuestras menguadas fuerzas, que son limitadas.
.
El ser humano ha labrado su historia siguiendo las indicaciones celestiales que le recomendaron: reproducirse y poblar el mundo. Los peligros a superar, la adaptación al medio ambiente, la defensa del sustento, la protección de sus intereses y la estabilidad de las estructuras sociales han marcado la lucha por la vida de todas las especies animales. Pero el hombre tenía por labor legítima, además, "dominar la tierra", según mandato divino. Con desgaste ha trabajado a favor del orden, contraria al caos, impulsado por el deseo de aumentar el conocimiento que le podría llevar al ejercicio más económico de ese control. Ha sometido la tierra y el agua, e incluso a otros hombres en su beneficio, tanto social como tecnológico. Ha estudiado los peligros y perfeccionado la facilidad para controlarlos a través del más científico de los métodos, el de ensayo-error. Ha usado la política hasta pervertirla, convirtiendo la máxima utilitarista de "el mayor bien para más gente" en "el mayor bien con mayor rentabilidad en el menor tiempo". Esta máxima va, en el fondo, en contra de todo el estudio realizado durante siglos para afianzar el control sobre el medio en que se mueve.
.
Debido a la intervención humana, el desarrollo tecnológico y científico nos ha procurado la promesa de una vida más larga y cómoda. Se invierte el dinero en investigaciones que nos descubren cómo vivir más y mejor, y cómo ahorrar esfuerzo o producir más con menos. Siempre la más alta rentabilidad. Se ponen en marcha los mecanismos de producción y se recogen los frutos de años de investigación y los réditos de enormes inversiones.
.
Son las consecuencias las que no se tienen en cuenta, y es que los riesgos no se valoran suficientemente cuando importa el producto final. Una vez que esas consecuencias aparecen en forma de problemas, hay que encararlas, y es entonces cuando cuesta trabajo tomar las impopulares medidas que los solucionan. Pero tampoco se reconoce que esos riesgos existen desde el principio porque van asociados al proceso de desarrollo. Para minimizarlos, se exige que se tengan en cuenta de antemano. Cerrar los ojos a lo que está por venir no hace desaparecer lo que no nos queremos encontrar.
.
Suele ser la naturaleza la que se revuelve contra el hombre. Las fuerzas naturales, depositarias universales del poder del desorden, le recuerdan al hombre que ese avance no es tan barato como parece, que los procesos no son tan seguros como pretende y que las contingencias aparecen –y no son evitadas- también por la tecnología. Los terremotos, las inundaciones y otras catástrofes parecen impredecibles, pero ¿quién nos asegura que no están de un modo u otro conectados con la intervención humana sobre los recursos naturales? Tal como las guerras y las hambrunas se corresponden directamente con los fracasos de la política y la economía, hay que saber ver más allá, y atreverse a vincular las causas con los efectos también en lo concerniente al uso y beneficio del progreso.
.
La "sociedad del riesgo" existe. Podría ser evitada, pero los riesgos no son daños colaterales. Son productos, no desechos. Lo malo de los riesgos es que no sabemos cómo evitarlos ni eliminarlos, y nos dan miedo. Sobretodo cuando se nos acercan demasiado. El riesgo aparece cuando es más baja la probabilidad de perder que de ganar. El peligro, es a la inversa. El riesgo entra dentro del juego; el peligro es inasumible.
.
Todas las medidas encaminadas a continuar con este ritmo de gasto aumentan la biodegradación, menguan la biodiversidad, sumen a muchos seres humanos en la pobreza y la desesperanza. Quizás debemos frenar un poco el avance para medir nuestras fuerzas y hacer recuento de los recursos. Intentar establecer una comunicación mayor entre los gobiernos y sus ciudadanos, respaldar más la fuerza de la democracia frente al actual dominio de la economía globalizada. Eso sólo si no nos importa correr riesgos hasta que se conviertan en peligros. Ese paso es irreversible. Menos mal que nosotros elegimos...
.
* Farmacéutica y experta en cooperación sanitaria.
H 46 – 13.04.2001
.
.
Diario de un seductor *
.
Soeren Kierkegaard
.
Hoy he escrito una carta de amor por encargo de otro. Eso me produce siempre un gran placer. En primer lugar, me resulta siempre interesante tomar parte viva en una situación, aunque se tengan todas las comodidades posibles. Lleno la pipa, escucho los detalles, me enseñan las cartas. Me resulta siempre interesante estudiar cómo escribe una jovencita. El otro, sentado allí, como una rata enamorada, lee las cartas de ella en voz alta, interrumpido por mis lacónicas observaciones: ella escribe bastante bien, tiene sentimiento, gusto, discreción, seguro que ya ha amado antes, y así sucesivamente. En segundo lugar: estoy haciendo una buena acción. Ayudo a una pareja de jóvenes a amarse, y luego echo cuentas. Por cada pareja que hago feliz, busco una víctima para mí; hago a dos personas felices, y al máximo sólo a una infeliz. Soy honesto y sincero, nunca he engañado a nadie que se haya fiado en mí. Es verdad que siempre hay algún apaño, pero, por otra parte, es una incumbencia legal. ¿Por qué gozo de esta confianza? Pues porque sé latín y me preocupo de mis estudios, y me guardo para mí las pequeñas historias. ¿No merezco esta confianza? Jamás abusé de ella.
.
* Anotación al día 31 de julio, Ed. Nuevo Siglo 1994, Bogotá, págs. 85/86. Traducción Joseph Club.
H 46 – 13.04.2001