Heráclito 49

El pintor

Eduardo Galeano

-Yo me di cuenta de que estaba muerto porque hablaba en latín -me explicó Angel Vázquez.

Además, se sabia. Hacía tiempo que Urbano Lugris, artista pintor, yacía bajo tierra. Pero aquella tarde, Angel había subido a la torre, para esperar el otoño, y se lo había encontrado.

Desde lo alto de la costa gallega, Angel estaba contemplando el otoño, que venia de la mar, y el otoño era una luz blanca que invadía el cielo, limpio de nubes. En esa paz estaba Angel, blanca brisa, aire nuevo, cuando descubrió que tenía al artista a su lado. El viejo dijo alguna de esas maldades muy suyas, que en latín sonaban raro, pero rió como siempre reía, que no era con la boca sino con sus peligrosos ojos de niño encendidos bajo la maraña del pelo.

Y entonces, de pronto, el cielo se enloqueció: se alborotó, se oscureció, y en la súbita negrura aparecieron bailando unas nubes venidas quién sabe de dónde, nubes de oro, nubes de fuego, nubes de vino, y luego llegaron los relámpagos y las acuchillaron. Y tembló el mundo, sacudido por los truenos, y sobre el mundo se desplomo una lluvia del fin del mundo.

Angel gritó:

-¡Don Urbano! ¡Pinte eso, hombre!

Inmóvil bajo la lluvia violenta, el artista echó un bufido de perro viejo.


Fue en latín, pero dio para entender:


-¡Pero no ves que estoy muerto, carajo!

H 68 – 14.09.2001


La ecosofía de los pueblos indígenas

Antes que muera el día

Carlos Mendoza *

La protección del medio ambiente es parte del debate diario en los países industrializados. Recientes estudios han demostrado que el uso de herbicidas e insecticidas elaborados con sustancias químicas ha contaminando las tierras y las aguas del planeta y está destruyendo la biodiversidad. Los llamados "cultivos orgánicos" se presentan como una alternativa, pues utilizan los principios de la misma naturaleza para el control de plagas y enfermedades. Lo que se ha "descubierto" es que para preservar el equilibrio ecológico se necesita respetar la naturaleza, reconociendo que los seres humanos somos parte de ella, no sus propietarios.

La sabiduría ancestral de los pueblos indígenas nos enseña la importancia de la armonía con el medio ambiente. En la cosmovisión maya "todo se relaciona, lo que le hagamos a la tierra recibiremos en consecuencia", explica un anciano. "Sólo debemos tomar lo indispensable de la naturaleza, para que nuestros hijos y nietos también puedan disfrutar de lo que nos da", agrega. Esa es una excelente síntesis de lo que significa sostenibilidad en el uso de los recursos.

El cuidado de la naturaleza no se reduce a conocimientos técnicos y científicos, como suele pensarse en el Occidente-capitalista. La armonía con el medio ambiente implica asumir una espiritualidad. Los mayas también nos dan lecciones al respecto: "Si no hay sol morimos, por eso nuestros antepasados nos enseñaron a llamarle Qatat, nuestro padre, porque nos da la vida, hace crecer las plantas y nos calienta. A la tierra la llamamos Qate, nuestra madre". Ese sentido de reverencia se expresa cuando le piden permiso a Dios y al nawal de la planta o árbol que necesitan, para utilizar sus hojas, tallos o frutos. En los idiomas mayas existen palabras ceremoniales para los elementos de la naturaleza, expresiones delicadas que indican los cuidados especiales que los seres humanos debemos tener. Por ejemplo, la expresión Kaqchikel loq’oläj ya’ expresa el aprecio por el agua y su importancia para la vida. No se le denomina simplemente agua, sino "agua preciosa" o "agua sagrada".

Antes que se agote el agua preciosa, o se muera nuestra madre, es necesario recapacitar y tomar las acciones necesarias para recuperar la armonía. Antes que se muera el día debemos reconocer que no somos señores del planeta, sólo sus huéspedes.

* Department of Philosophy - Queen's University – Canadá.

H 68 – 14.09.2001


Si queremos tener más Estado debemos tener más sociedad *

Susana Decibe **

La frustración profunda que compartimos los argentinos podría llevarnos a tratar de reconstruir un espacio y unas relaciones que desaparecieron para siempre de nuestro horizonte. El mundo en el cual nos reconocíamos se desvaneció en los últimos veinte años. Existen reglas que gobiernan el escenario internacional que fuerzan hacia homogeneidad las políticas macro de los países. Ya no es posible para los estados nacionales decidir libremente sobre algunas grandes variables que siempre terminan repercutiendo en la vida cotidiana de sus poblaciones. Y esto seguirá así hasta que exista una autoridad política mundial que esté en condiciones de regular este salvaje capitalismo global y sea capaz de preservar a escala universal los derechos básicos de la humanidad.

Sin embargo, atendiendo también a la experiencia de otros países, existen márgenes de decisión local acerca de lo que podemos ser y hacer, que deberemos buscar entre nosotros mismos: ese espacio está en la calidad de la convivencia que podamos recrear, en la voluntad y capacidad que tengamos para combatir de raíz la pobreza y la falta de trabajo, en la confiabilidad de nuestras instituciones, en los modelos organizativos y de representación que nos demos, en los nuevos equilibrios que encontremos entre lo público y lo privado, en las formas que deberá reaparecer la coordinación estatal para asegurar el principio de justicia e igualdad en la sociedad.

Sobran evidencias para demostrar que la ventaja competitiva entre los países se genera primero en el orden nacional. Detrás de cada economía productiva y exitosa hay una sociedad equilibrada socialmente, actores e instituciones fuertes, vínculos de competencia pero también de cooperación y, sobre todo, un amplio y generalizado consenso acerca del rumbo general a seguir como sociedad nacional. En nuestro país falta un acuerdo con el suficiente consenso acerca de qué sociedad queremos ser o, al menos, cómo no queremos vivir la gran mayoría de los ciudadanos. "Para evitar que los procesos de transformación avancen a espaldas de la sociedad, hay que gobernar los cambios", dice Norbert Lechner. Intentemos una aproximación a esa tarea.

El primer objetivo consistiría en precisar cuál será el camino para un crecimiento sustentable dado que, a pesar de los esfuerzos actuales por corregir errores, ese rumbo aún no existe. Mientras Argentina abrió salvajemente su economía y renunció al diseño de toda política activa en materia de desarrollo estratégico, países como Corea, Taiwán, Irlanda, Nueva Zelanda y Australia, por ejemplo, tuvieron políticas comerciales y proteccionismo selectivo en la producción industrial y vivieron treinta años de aprendizaje social, técnico y político que les posibilita hoy competir en el mismo mundo globalizado pero en condiciones de menor vulnerabilidad estructural.

Dar la cara

La segunda tarea, no por ello posterior, sería redefinir qué Estado necesitamos, qué reformas institucionales deberíamos implementar que dieran sustento efectivo de desarrollo elegido y qué ciudadanía ayudaríamos a recrear. Desde hace más de una década se habla de la necesidad de reformar el Estado, de avanzar en la descentralización de muchas de sus funciones y de ajustar el gasto público. Pero sólo FIEL y el CEMA tienen un proyecto para eso, coherente con la política económica que promueven, y las recomendaciones que hacen a los gobiernos tanto a nivel nacional como provincial. Por su parte, los partidos políticos hace mucho que dejaron de producir conocimiento al respecto, y cuando sus dirigentes deben gobernar apelan muchas veces a aquellas recetas que, paradójicamente, contradicen sus propias razones.

La cara del Estado aparece en nuestras vida de todos los días a través de escuelas y universidades, hospitales, juzgados y comisarías. Aparece el Estado cuando un comerciante factura con impuestos o cuando no lo hace. Está el Estado cuando los trabajadores reclaman por sus derechos y cuando los empresarios sienten que se les facilitan los entornos para ganar competitividad y mercados. La cara del Estado en los países capitalistas avanzados —sean éstos centralizados o federados— se sustenta en comunidades de intensa ciudadanía y alta productividad social, entendida como la interacción y cooperación entre instituciones públicas y privadas, organizaciones no gubernamentales y empresas que ceden en él la coordinación política y la garantía del bien común. De la calidad de esta coordinación y de la participación e interacción ampliada de los actores depende en gran medida la calidad de la vida de esas sociedades.

En nuestro país, para que tengamos mejor Estado será imprescindible tener también más sociedad. Hay que construir una alternativa clara y diferenciada de quienes conciben la reforma del mismo y de sus obligaciones básicas en clave de desmontaje sistemático, al ejercicio de la ciudadanía como un proceso creciente de acumulación de beneficios y privilegios entre los ganadores y a la descentralización de funciones públicas como pura reducción de gastos, fraccionamiento o debilitamiento de conflictos laborales y corrimiento de los mismos hacia geografías, pretendidamente menos visibles. Permitámonos imaginar, en cambio, nuevas formas de representación e intervención del Estado y una nueva división del trabajo entre lo público y lo privado. Pensar la descentralización como transferencia de poder, aumento de capacidades y fortalecimiento de los vínculos entre los distintos actores e instituciones, con nuevas reglas de juego que recreen la credibilidad y la confianza.

Modelo agotado

Recordemos el Estado que intervino en San Nicolás, en el marco de la privatización de SOMISA y su incapacidad para organizar un escenario que permitiera valorizar tanto las calificaciones de los trabajadores que quedaban desempleados como los recursos disponibles con los que se pagaron las indemnizaciones, para reconstruir nuevas alternativas sociales y productivas en esa comunidad. Evoquemos al Estado tratando de aquietar con los "planes trabajar" las protestas de Cutral-Có, La Matanza, General Mosconi y tantas otras comunidades en las que por cierre, privatizaciones o achicamiento de la economía fueron expulsados miles de trabajadores y se empobrecieron tantos hogares.

El Estado a concebir, las reformas institucionales a realizar, deben traernos un modelo de intervención y coordinación gubernamental que en la complejidad actual cree escenarios donde se equilibre el poder de los diferentes actores, se aproveche el capital social y humano de cada comunidad, se asignen recursos técnicos, financieros e institucionales, se enriquezca con información veraz la discusión pública, se recreen y fortalezcan las reglas de juego, se genere cooperación y confianza, se ayude a reconstruir la vida en común.

Si el Estado planificador centralizado muestra su agotamiento frente al incremento de la complejidad y gravedad de los problemas sociales, el fracaso de la concepción neoliberal del Estado prescindente o, lo que es peor, la ausencia de creatividad política, es más dramática aún. Estamos ante el desafío de pensar sin prejuicios el Estado que necesitamos.

Nuestra vida en común está seriamente amenazada porque están dañados los lazos que nos vinculan, la confianza básica que hace posible nuestras interacciones. Cada sector, cada institución, cada organización, las empresas, los gobiernos, los funcionarios, los usuarios suelen optar por jugar su propio juego, sin duda porque hemos extraviado el sentido de vivir juntos. Definir un rumbo, un proyecto de Nación —como producto de una coalición amplia de fuerzas renovadoras— e iniciar una profunda innovación de las instituciones públicas y privadas, de las reglas de juego, de la convivencia en sentido amplio, será el modo de alcanzar en muchos años la ventaja competitiva más duradera que podamos lograr como Nación, ya que ella será fundamentalmente de orden cultural.

Fuente: Diario Clarín, Buenos Aires, edición del 10 de julio de 2001.
** La autora fue ministra de educación de Argentina en el período 1996-1999.

H 68 – 14.09.2001


Rescatar la memoria del olvido

José Carlos García Fajardo *

"No escribimos para que sepan, si no para que no olviden. Cuando salimos a la noche hay que andar con ojo porque en ella anidan el mal y el malo. Pero eso dice la gente que no sabe, porque ahora el mal no se anda ya escondido tras los pliegues de la noche sino a cielo abierto y caminan el día impunemente. Han tomado el poder bajo sus mil formas en estas tierras que duelen y andan las modas que ellos mismos decretan". Por eso, dice el subcomandante Marcos, no podemos permitir que pongan en venta la memoria y la privaticen también. No sólo porque empezaríamos a perdernos todos nosotros, si no porque la memoria es la única esperanza que nos queda para poder abrir un mañana, que está en nosotros pero abandonado al otro lado del espejo. Tenemos que rescatarnos del olvido para que no nos privaticen y nos homologuen y perdamos la magia de la palabra. Tenemos que hacer el mejor espacio para la palabra que transita y dejar que sea ella la que nos busque y encuentre. "Que hablen los todos que son diferentes. Que hablen y encuentren la memoria, que con ella conspiren y labren un futuro mejor para todos".

A veces, parece pesar la vida porque la tomamos como sustantivo y es preciso arriesgarse en el infinitivo. André Malraux respondió al General de Gaulle: "aunque la vida no tuviera sentido, tiene que tener sentido vivir". Pero nos dejamos llevar como si dioses ociosos tuvieran en sus manos nuestras vidas. En la vorágine, no nos atrevemos a discrepar y nos aferramos al inane concepto de la seguridad que nos venden bajo mil formas. Como si hubiera algo más seguro que la incertidumbre portadora de desafíos que transforman los problemas. Quizá la frase más reveladora del Quijote sea "Yo sé quien soy, Sancho amigo".

Ante el malestar de un mundo en crisis, es preciso agarrarse a la memoria y hacer espacio a la palabra. Dentro del laberinto de espejos en que se ha convertido la historia contemporánea hay que tallarlos y convertirlos en cristales para ver lo que podemos ser. "Los espejos son para ver de este lado, los cristales son para atravesarlos y pasar al otro lado". Y empezar a ser felices queriendo lo que hacemos para superar esta soledad colectiva que hará crisis si nos lo proponemos.

Hagamos verdad nuestra memoria para que no haya olvido.

* Presidente de Solidarios para el Desarrollo y Profesor de Pensamiento Político y Social de la Universidad Complutense, Madrid.

H 67 – 07.09.2001


Legendario encuentro del que habría nacido una comunidad

Dos judíos

Haim Avni

En 1862 se congregó el primer minián –completo o parcial- para el servicio de la oración de las fiestas solemnes, con lo que se sembró la primera semilla para el surgimiento de un marco comunitario para los judíos de la Argentina. Cuenta uno de los testimonios que esa congregación había nacido en el Día del Perdón del año anterior, cuando dos judíos, provenientes de distintos países, pasaron el día sentados en sendos bancos en el parque de la Recoleta*, alejados uno del otro, cada cual enfrascado en un libro.

Al darse a conocer descubrieron que en su soledad ambos habían tenido la misma idea de pasar el día santo al aire libre, rezando las oraciones pertinentes. En ese momento decidieron ubicar en la gran ciudad más judíos y reunir, para las grandes fiestas, un minián permanente. Sea ese testimonio auténtico o sólo una leyenda, el caso es que el primer minián se reunió en 1862 y al cabo de pocos años fue transformándose en una institución comunitaria que más tarde fue reconocida como la “Congregación Israelita de la República Argentina”.

* Otra versión dice que fue bajo el gran ombú que preside ese paseo.
Fuente: Congregación en Libertad, revista de la Congregación Israelita de la República Argentina, N° 1, setiembre 2000.

H 68 – 14.09.2001


Ser judío

Arn Tzeitlin

Ser judío significa correr hacia Dios siempre
aún siendo alguien que huye de Él;
es esperar escuchar cualquier día,
aún siendo ateo,
la trompeta del Mesías.

Ser judío significa no poder abandonar a Dios
aun queriendo hacerlo;
significa no poder dejar de orarle
aun de vuelta de todas las plegarias,
aun de vuelta de todos los aúnes.

H 68 – 14.09.2001


Un cuento sufí

Extraido del Matnawi por Ahmed Kudsi-Erguner y Pierre Mainez, Paidós, 1° edición, 3° reimpresión (Rumi, 150 cuentos sufíes), Barcelona 1996. Traducción de Antonio López Ruiz. Los fragmentos corresponden a la introducción y la narración, págs. 36 y 37.

Las civilizaciones oriental y occidental no abordan (...) del mismo modo lo que afecta a la religión, a la sabiduría o al conocimiento. Por eso es con frecuencia difícil, para el lector occidental, situar a los grandes poetas del Islam. ¿Son solamente poetas? ¿Tienen sus obras un sentido esotérico? Preguntas todas que se aplican evidentemente a las obras de Mawlana Yalal al-Din Rumi, que puede aparecer en un mismo texto como un poeta, un místico o un sabio.

Esta diversidad de enfoques de la literatuta sufí hace comprender con claridad que el sufismo no podría ser reducido a una doctrina, por muy claramente formulada que estuviese. El sufismo se compone de varias tradiciones, sensiblemente diferentes unas de otras, pero que tienen todas en común su adhesión a los principios fundamentales del Islam.

El viejo músico

En tiempos del califa Omar, había un viejo músico que amenizaba las reuniones de hombres de buen gusto. Con su hermosa voz, incluso al ruiseñor embriagaba.

Pero pasaba el tiempo y el halcón de su alma se transformaba en mosquito. Su espalda se curvaba como la pared de una cántara. Su voz, que en otros tiempos acariciaba las almas, empezaba a arañarlas y a aburrir a todo el mundo. ¿Hay en esta tierra alguna mujer hermosa que no haya sufrido al deteriorarse su belleza? ¿Hay algún techo que no haya terminado por venirse abajo?

Así cayó nuestro hombre en la penuria y hasta el pan llegó a faltarle. Un día, dijo:

“¡Oh, Señor! Me has concedido una larga vida y me has colmado de tus favores. Durante setenta años no he dejado de rebelarme contra ti, pero tú siempre me has ofrecido con qué subsistir. Hoy ya no gano nada y soy huésped tuyo. Por tanto, cantaré y lloraré por tí.”

Tomó el camino del cementerio. Allí tocó el laúd y cantó, vertiendo amargas lágrimas. Luego, el sueño se apoderó de él y, tomando su instrumento como almohada, se durmió. Su cuerpo quedó liberado de las vicisitudes de este mundo. Era tan feliz en su sueño que se decía:

“¡Ah! ¡Si pudiera quedarme aquí eternamente!”.

Pues bien, en aquel mismo instante el sueño se apoderó también de Omar, el califa del Islam, que se dijo:

“No es desde luego hora de dormir, pero acaso haya una razón para esto”.

Entonces, una voz de lo desconocido se dirigió a él y le dijo:

“¡Oh, Omar! ¡Ve a socorrer a uno de mis servidores! Ese pobre está en este momento en el cementerio. Ve a darle setecientos dinares. Y dile que recobre el reposo del corazón. Ruégale que acepte esta suma y que vuelva a verte cuando se haya agotado”.

Al despertar, Omar puso la suma indicada en una bolsa y se trasladó al cementerio. Al no encontrar allí sino a un anciano dormido, se dijo:

“Dios me ha hablado de un hombre puro, de un elegido. No puede ser este viejo músico”.

Y, como un león cazando, dio varias veces la vuelta al cementerio. Viendo que no había nadie, aparte el anciano, se dijo:

“Hay corazones iluminados en los más apartados rincones”.

Se acercó al músico y tosió para despertarlo.

El músico, al ver ante él al califa del Islam, quedó atemorizado y se puso a temblar, pero Omar le dijo:

“¡Oh, anciano! No tengas miedo. Te traigo una buena noticia de parte de Dios. Él te ha considerado digno de sus favores. Aquí hay algún dinero. Gástalo y vuelve a verme”.

A estas palabras, el anciano se puso a llorar y, tirando su instrumento al suelo, lo rompió diciendo:

“¡Tú eras el velo entre Dios y yo!”

Omar le dijo:

“Son tus lágrimas las que te han despertado. Es bueno recordar el pasado. Pero para ti, en adelante, el pasado y el futuro son velos. Tú te has arrepentido de tu pasado y debes ahora arrepentirte de tu arrepentimiento”.

H 68 – 14.09.2001

Heráclito 48

Diario

Anotación al 7 de enero de 2001

Eduardo Dermardirossian
eduardodermar@gmail.com

Antaño se hablaba del misterio de los astros. Los niños de entonces solíamos mirar el cielo en las noches estrelladas de luna ausente. Perplejas nuestras almas todavía blancas, nos preguntábamos sobre el infinito, nos afanábamos por asir las distancias con nuestras miradas. Yo sentía (ahora lo comprendo) que al mirar hacia el infinito Universo también quería explorar lo infinitesimal, lo ínfimo. Lo uno era mirar hacia fuera, lo otro, hacia adentro. Y ahí, en un cierto punto, quizás en el sitio del equilibrio cósmico, estábamos yo y toda mi presuntuosidad humana.

He llegado a creer que yo era Dios y que si cerraba mis ojos las cosas dejaban de existir. Sin mí no existiría el cosmos, el orden, la conciencia. Cuando la vida me cerrara sus puertas, se aniquilaría el todo, sería la nada. Solipsismo le dicen los versados.

Recuerdo que tales inquisiciones azuzaban mi mente niña. Aún más: yo no podía aceptar el uno, la unidad, el sitio adonde la búsqueda encuentra su fin, su indivisión y su razón; siempre podía dividirse lo que creía uno. Los genes de Leucipo me poblaban.

En cuanto a las indagaciones sobre el tiempo, esas no ocupaban mi mente. Entonces yo no tenía presciencia de mi muerte.

H 67 – 07.09.2001


Una luz a través del tiempo

San Gregorio el Iluminador y los 1700 años de la Iglesia Armenia

Michael Wines
The New York Times

No hay tradición cristiana sin historias dolorosas, desde los pesares de Job hasta el sacrificio de Jesús, pasando por el exilio de Moisés en el desierto. La historia de San Gregorio el Iluminador y la Iglesia Armenia es menos conocida, pero igualmente desgarradora. Basta visitar Khor Virab, un afloramiento rocoso entre matorrales, unos 48 kilómetros al sudoeste de la capital, Ereván, para comprobarlo prontamente.

En la cima del promontorio hay una mazmorra, una cueva de menos de un metro cuadrado, penumbrosa y tiznada de hollín, en el fondo de un estrecho pozo de seis metros. Es uno de los lugares más sagrados de este país profundamente religioso, y el que da pie a que Armenia celebre este año el 1700° aniversario de su adopción del cristianismo como religión nacional.

Gregorio pasó trece años en ese pozo, para luego emerger de él y hacer de Armenia el primer Estado cristiano del mundo. Quien entre en la mazmorra (cualquiera puede hacerlo) percibirá la clase de vida que deben de haber llevado quienes se atrevieron a desafiar al poder diecisiete siglos atrás.

El 31 de diciembre pasado, al toque de medianoche, Karekin II, sumo patriarca de la Iglesia Armenia, inauguró el año de observancia descendiendo a la cueva por una escalera de acero, muy desgastada, en presencia de una multitud entre la que se contaba la mayoría de su alto clero de su iglesia en el mundo. "Trajo la luz del sitio en que San Gregorio había expiado los pecados de la nación. Aquella noche fría había miles de personas en el monasterio. Fue la experiencia más conmovedora", recuerda el obispo Paren Avedikián, máximo funcionario de la Iglesia Armenia para asuntos locales (...)

La llama, que simbolizaba la fe de San Gregorio y de todos los cristianos armenios, fue compartida con muchos de los cuarenta y tantos obispos del mundo entero que habían peregrinado hasta Khor Virab. Encendieron con ella sus linternas y las llevaron consigo al regresar a sus países de origen. En enero, los fieles del área neoyorquina y otras partes de los Estados Unidos se reunieron para el encendido ritual de velas individuales que podían llevar a sus hogares.

Sangre de mártires

Grigor Loussavorich nació hacia el año 257. Meses después, su padre asesinó a Khosrov (Cosroes), rey de Armenia. La familia puso a salvo al niño en territorio romano hasta que la situación se aquietara. Eso llevó unos veinte años, en cuyo transcurso Gregorio se hizo cristiano. De regreso en Armenia (280 d. C.) su prédica ofendió al rey Tirídates III, que, para peor, era hijo de Cosroes y aún le guardaba rencor. El monarca ordenó que lo torturaran y lo arrojaran a la mazmorra de Khor Virab.

En su estado actual, la cueva es más accesible y, hasta cierto punto, menos incómoda. Sus muros están revestidos de piedra y las velas encendidas por los creyentes dan buena luz. Nada de esto existía en 287, cuando encarcelaron a Gregorio: entonces era, literalmente, un pozo en tinieblas. Según las enseñanzas de la Iglesia Armenia, se le apareció un emisario celestial que le anunció su salvación.

En 301, Tirídates III fue rechazado por una virgen cristiana; despechado, la hizo matar junto con treinta y seis amigas, también vírgenes. Luego enloqueció. Poco después, su hermana soñó que se curaría si liberaban a Gregorio. Así lo hicieron: Gregorio curó a Tirídates y lo convirtió al cristianismo, que pasó a ser la religión oficial. Gregorio fue el primer obispo de la Iglesia Armenia. Ese mismo año tuvo una visión: Cristo se aparecía en una aldea cercana a Ereván, actual capital de Armenia, golpeaba la tierra con un martillo de oro y de ella surgía una catedral imponente. Gregorio la hizo construir. Diecisiete siglos después, y con bastantes añadidos, es la sede de la Iglesia Armenia.

Avedikián traza un paralelo entre los padecimientos de Gregorio y la historia reciente de su iglesia. En la era soviética, fue reprimida, y sus fieles, vigilados estrechamente por la KGB. Transformaron su sede central en oficinas militares. Premiaron con sus reliquias a burócratas comunistas. A comienzos del siglo XX, había miles de iglesias; a mediados de los años 80, cuando Gorbachov suavizó las restricciones religiosas, sólo funcionaban dieciséis. "Quizá hayan sobrevivido las costumbres asociadas con la fe, pero no la fe en sí. La fe sobrevivió únicamente dentro de la casa madre. Sólo ahora comienza a volver", admite Avedikián.

En septiembre, los jerarcas celebran este renacimiento a su modo. Piensan consagrar en Ereván una nueva y grandiosa catedral de San Gregorio. Además, volverá una reliquia: el monasterio napolitano de San Gregorio el Iluminador ha donado los grillos de hierro que el santo habría usado en sus trece años de prisión. Karekin II ha invitado a líderes religiosos de todo el mundo (Juan Pablo II piensa asistir) y ya está visitando diversos países para compartir los festejos con las comunidades armenias.

Khor Virab no ha sido remozada para la ocasión; tal vez sea lo correcto. La pequeña iglesia del siglo XVI está enmarcada por un puñado de edificios de piedra, menos antiguos. Uno de ellos aloja la mazmorra. El padre Tadevos Terteryán, custodio del lugar, cuenta que Gregorio se habituó a la soledad. Gobernó la Iglesia Armenia durante veinticuatro años; luego, "abdicó" en su hijo y se retiró a una ermita, a meditar, por otros trece años. Terteryán comprende, quizá, su decisión. Lleva veintitrés años en Khor Virab, la mayor parte del tiempo solo en la pequeña iglesia, recibiendo donaciones y respondiendo a preguntas ocasionales. "Es mi servicio, mi deber", dice.

Traducción de Zoraida J. Valcárcel
Fuente: La Nación de Buenos Aires, edición del 16.06.01

H 67 – 07.09.2001


La nave donde se hizo la cumbre del G8 como metáfora de un mundo cuyo rumbo se ignora.

Líderes y globalifóbicos en el mismo barco

Fernando Savater

Y aquí están nuevamente enfrentados —igual que en Seattle, en Quebec, en Praga o Gotemburgo— los líderes del poder mundializado y los rebeldes mundiales contra ese orden capitalista global que aspira a diseñar el futuro de todos los habitantes del planeta.

Génova pasó a ser una ciudad sitiada en la que los altos mandatarios celebran sus encuentros en un barco convenientemente alejado de la tumultuosa orilla.

El escenario tiene algo de pintoresco, de grotesco incluso y es casi inevitable recordar "Y la nave va" de Fellini. Pero la pregunta es: ¿adónde va esa nave? ¿Se trata de un barco que zarpa para descubrir nuevos continentes, como la "Santa María" del genovés Colón, o se parece más al "Titanic", en el que algunos pasajeros se creían los reyes del mundo y acabaron no obstante en el fondo del mar?

Mar embravecido

Más inquietante aún: ¿no será acaso esta nave una nueva versión de la balsa de la Medusa pintada por Géricault, en la cual sólo unos pocos tratan de salvarse de las olas enfurecidas, mientras el resto de la tripulación es entregado a la voracidad de los tiburones?

¿Nos encontramos una vez más frente a la nave de los locos, en la cual los que se creen seguros bailan y celebran banquetes poco antes del catastrófico naufragio?

La evidencia que impone el sentido común es que un mundo injusto y desequilibrado no es sólo un mundo moralmente condenable, sino también un mundo radicalmente inseguro. La injusticia exagerada y megalómana es un dique que acumula agua sobre la línea de flotación amenazando con hacer naufragar hasta el barco menos cargado.

Que no haya víveres a bordo para todos, ni suficientes botes salvavidas es una noticia no menos inquietante.

Así no puede haber verdaderas garantías para el futuro, ni siquiera para los pasajeros de primera clase. El gran desafío político del siglo que estamos comenzando es decidir si queremos un orden mundial pensado como ciertas repúblicas sudamericanas o africanas, donde una minoría privilegiada vive encerrada y aterrorizada en fortalezas blindadas mientras el resto de la población se ve empujada a delinquir para sobrevivir, o el sistema de ciudadanía para todos y la protección social equilibrada de la que gozan cierto número de países desarrollados de manera más armoniosa.

Considerando el momento de auge de los medios de transporte y comunicación que unen casi instantáneamente los lugares más remotos de nuestro planeta, la globalización es sin duda un fenómeno ya irreversible.

Pero la cuestión problemática es si se globalizarán solamente el capital especulativo, los intereses de las multinacionales, las tarjetas de crédito y el tráfico de armas, o si veremos también mundializadas la protección de los derechos humanos, la educación, la justicia contra los verdugos etnocidas y la defensa del medio ambiente.

¿Se trata sólo de maximizar a escala mundial los beneficios de pocos, mientras multitudes de centenares de millones de personas siguen condenadas a vivir mal de la limosna cotidiana o de aprovechar la oportunidad histórica para maximizar globalmente las posibilidades humanizadoras de extender a todo el planeta los beneficios del sistema democrático?

Ni el Dow Jones, ni el Nikkei son los únicos índices de la prosperidad que pueden consultarse hoy: creo que eso es lo que intentan recordar a los magnates del actual sistema mundial los manifestantes más conscientes y menos folclóricamente destructivos que protestan ante cada una de estas cumbres políticas. En el fondo, lo que cuenta realmente no es lo meramente globalizable, sino lo intrínseca y humanamente universal.

Fuentes: La Repubblica y Clarín.
Traducción de Cristina Sardoy.

H 67 – 07.09.2001


Conclusiones del Informe de la ONU "Migraciones de reemplazo: una solución a las poblaciones que envejecen"

El Norte necesita inmigrantes para sobrevivir

José Carlos García Fajardo *

La población en el Norte declina; los países industrializados tendrán que recibir más de 300 millones de inmigrantes si quieren que sus economías eviten los efectos de una población envejecida.

Hasta el año 2025, Estados Unidos deberá dar entrada a 150 millones de inmigrantes, mientras que los países europeos deben permitir el ingreso de 159 millones si quieren que sus economías mantengan su nivel actual. Si todo sigue como hoy, en 2050 el 47% de la población europea estará jubilada, mientras que el número de menores de 59 años habrá bajado un 11%.

El documento "Migraciones de reemplazo: una solución a las poblaciones que envejecen", realizado por Naciones Unidas, estima que sólo la migración masiva de personas de otros continentes permitirá a la Unión Europea mantener el actual equilibrio de cuatro o cinco activos por cada pasivo. Para mantener el número de activos de 1995, la UE debería importar 25 millones de inmigrantes aunque, en su ceguera, los europeos teman que ponga en peligro su modelo de vida.

La tasa actual de natalidad (1,4 niños por mujer en toda la Europa comunitaria) está en descenso en los países industrializados, mientras que el aumento de la esperanza de vida confirmará el envejecimiento de sus poblaciones.


La entrada tardía de los jóvenes al mercado de trabajo, el aumento de la esperanza de vida y la baja de la natalidad llevará a los europeos a tener una relación de dos activos por cada pasivo en menos de cincuenta años.

Las instituciones de seguridad social europeas fueron concebidas para una tasa de cinco trabajadores activos por cada pensionista, y ya hoy se encuentran en dificultades; una alteración aún mayor colapsaría el sistema. La única solución planteada, si es que se quiere mantener las restricciones a la inmigración por parte de los gobiernos comunitarios, es la de aumentar la edad de retiro, algo políticamente espinoso. Además de un ataque a los derechos conquistados por quienes trabajaron una vida, se trata de otra fuente de aumento del paro.

El modelo aplicado en Estados Unidos, que permite el ingreso de un millón de inmigrantes cada año, es más realista que las aspiraciones a "cero inmigración" de ciertos países europeos dominados por la xenofobia de algunos ciudadanos.

Con la tasa actual de fecundidad, Europa perdería 30 millones de habitantes para el 2025. Para mantener el número de activos de 1995, la UE debería admitir el ingreso de 24 millones de inmigrantes para esa fecha. Pero para mantener la actual relación activo/pasivo, la UE debería admitir otros 123 millones de inmigrantes. Esto implicaría el ingreso de 5,3 millones de personas por año.

Galileo pedía a los cardenales que lo condenaban que le bastaba con que "mirasen por el telescopio". Ellos rehusaron porque eso significaría poner en duda lo que decía la Biblia. En el desafío de los inmigrantes que llegan a los países ricos para ejercer su derecho al trabajo, los gobernantes europeos deberían de abandonar actitudes cavernícolas y atreverse a mirar por el telescopio de la razón y de la ciencia.

* Presidente de la ONG Solidarios y profesor universitario

H 67 – 07.09.2001


Entrevista con George McRobie, economista y vicepresidente de Intermediate Tecnology Group

"En una lucha contra la naturaleza, si ganamos habremos perdido"

Nuria del Río

George McRobie sorprende por su sencillez, por la tremenda seguridad de los análisis y las afirmaciones que lanza a sus 75 años. Este economista escocés ha dedicado toda su vida -especialmente desde que conoció a E.F. Schumacher- a cooperar con los países del Sur en alternativas propias para salir de la pobreza. Junto a Schumacher, también economista e insigne estadístico, de quién primero fue asistente 10 años, crearon el Intermediate Technology Development Group. Desde esta organización no gubernamental, que mueve 9 millones de dólares anuales, han ayudado a países de Latinoamérica, Asia y África a encontrar soluciones tecnológicas apropiadas, desafiando las tecnologías indiscriminadas e interesadas que proponen a menudo los países del Norte. McRobie ha sido profesor en 7 universidades de Europa y América y es actualmente el Vicepresidente del Intermediate Technology Group.

¿Es la implantación de la tecnología clave para el desarrollo?

Hace unos 25 años, muchos de los países ricos dijeron que los países pobres podrían desarrollarse rápidamente si se comportaban como ellos, si también adoptaban la misma tecnología. Pero esa tecnología era demasiado cara, demasiado grande y requería mucha inversión extranjera. Para hacer que los países pobres progresen hay que comenzar usando la tecnología que pueda emplear su gente, que puedan controlar y que no tengan que comprar a los países ricos. En otras palabras, la gran verdad aceptada ahora es que la tecnología apropiada, la tecnología que verdaderamente ayuda a la gente, es mejor que la tecnología a gran escala que usan los países ricos. Le doy un ejemplo de nuestro trabajo: en Nepal estábamos ayudando a introducir pequeños generadores de energía eléctrica, pequeños embalses que producen entre 3 y 100 Kw, no enormes presas, sino pequeños embalses que la gente de la zona pudiera construir y que todo el equipo se pudiera fabricar allí. El Banco Mundial llegó con una propuesta de que Nepal construyera unos embalses enormes. Estos embalses serían provistos principalmente desde EE.UU., tendrían que emplear material, equipo y gente, expertos. Y nosotros le tuvimos que decir al Banco Mundial que era mucho mejor construir pequeños embalses que la gente del lugar pueda controlar y que no necesitaban ninguna provisión, que todo el equipo se haría en Nepal y que toda la electricidad iría a la gente del lugar. Y después de un año el Banco Mundial nos dio la razón. Eso muestra que las cosas pueden cambiar, incluso el Banco Mundial puede cambiar y hacer mejores cosas de las que ha hecho en el pasado.

¿Qué clase de globalización funcionará?

La que funcionará es la del intercambio de información entre países. Cualquier país que quiera información sobre agricultura a pequeña escala pueda conseguirla inmediatamente de cualquier país. Globalización de la información, esto es útil. Teniendo en cuenta que quien pregunte sepa lo que está buscando, porque la información te puede enterrar. La información que sirve vienen de grupos como Intermediate Technology o Ingenieros sin Fronteras. Ya que buscan tecnología para un país determinado, para una situación determinada. Nunca dirán la tecnología apropiada es ésta, sino que dirán "la tecnología apropiada para este país es..". Esta es la información que se necesita y esto se podría convertir en una red de información.

¿Hay tecnología apropiada para occidente también?

Sí. La tecnología apropiada de hoy sería la política del gobierno de potenciar el transporte público y menos coches privados. Esto reducirá la polución y también la cantidad de petróleo usado. Usaremos agricultura que no dependa del petróleo, sino que sea trabajar con la naturaleza, agricultura orgánica. Pero sobre todo, deberíamos tener la tecnología que dure 20 años en lugar de 2 años. Y así tendríamos productos que pueden ser reparados, una y otra vez y finalmente ser reciclados. No se perderán trabajos, sino que la gente no será contratada para producir sino para reparar los productos. Esto haría que redujéramos nuestras necesidades de energía a un cuarto de lo que usamos ahora. Ya existe el conocimiento necesario para lograrlo. El consumo es un producto de la gente rica, si miramos a las demandas de los pobres son muy simples: comida, techo, ropa, y servicios básicos, sanidad, suministro de agua y educación. Si la clase media sigue con el consumismo es su problema, porque ese consumismo no durara mucho tiempo. Cuando el petróleo se acabe -que será pronto- los ricos tendrán problemas. Toda la información que está disponible ahora indica que posiblemente el petróleo va a comenzar a escasear ahora.

¿Qué tecnología es la más necesitada en lugar del petróleo?

Todas, se necesitarán todas. Energía solar, donde hay sol, energía hidráulica donde hay agua, y la energía de las mareas. El petróleo es muy peligroso porque su escasez causa desequilibrios mundiales, guerras, cuanto antes nos apartemos de él mejor. Sólo tenemos petróleo para otros 25 o 30 años. Schumacher recordaba siempre que en los últimos 100 años hemos dicho que teníamos una batalla contra la naturaleza. Hay que encontrar formas de trabajar con la naturaleza no de luchar contra ella, porque si ganamos habremos perdido.

H 67 – 07.09.2001


Mi distanciamiento de Pitágoras

Bertrand Russell*, Escritos Básicos, Ed. Planeta, Barcelona 1984, tomo I, pags. 169/170. Traducción de Juan Novella Domingo.

La evolución de mi pensamiento filosófico, desde los primeros años del presente siglo, podría describirse más o menos como un distanciamiento gradual de Pitágoras. Los pitagóricos profesaban una forma de misticismo peculiar, ligado con las matemáticas. Esta forma de misticismo ejerció gran influjo sobre Platón, más de lo que en general se reconoce. En algún tiempo tuve yo una perspectiva similar y hallé en la naturaleza de la lógica matemática, como la suponía entonces, algo profundamente satisfactorio en ciertos aspectos emocionales importantes.

De muchacho, mi interés por las matemáticas era más simple y ordinario: tenía más afinidad con Thales que con Pitágoras. Quedaba encantado cuando descubría en el mundo real cosas que obedecían a las leyes matemáticas. Amaba la palanca y la polea, y el hecho de que los cuerpos describiesen parábolas en su caída. Aunque no sabía jugar al billar, hallaba agrado en la teoría matemática del comportamiento de las bolas. En una ocasión hice bailar un penique ante un nuevo preceptor, y me dijo: “¿Por qué baila el penique?” Repliqué: “Porque apliqué un par de fuerzas con los dedos”. Quedó sorprendido y preguntó: “¿Qué sabes tú de pares de fuerzas?” Respondí vivamente: “¡Oh! Lo sé todo acerca de los pares de fuerzas”. Cuando en otra ocasión tuve que marcar yo mismo el campo de tenis, utilicé el teorema de Pitágoras para asegurarme de que las líneas formaban ángulos rectos entre sí. Uno de mis tíos me llevó a visitar a Tymdall, el eminente físico. Mientras conversaban tuve que buscarme alguna distracción. Tomé dos bastones en forma de cayado. Los balanceé sobre un dedo, inclinándolos en direcciones opuestas, de modo que se cruzaban en un punto determinado. Tymdall volvió la cabeza y preguntó qué estaba haciendo. Contesté que pensando en un modo práctico de determinar el centro de gravedad, ya que el de cada bastón debía hallarse verticalmente bajo mi dedo, y por tanto en el punto en que los bastones se cruzaban. Presumiblemente, a consecuencia de esta observación me ofreció uno de sus libros, Las formas del agua. En aquel tiempo tenía yo la esperanza de que toda la ciencia podía hacerse matemática, incluso la psicología. El paralelogramo de fuerzas muestra que un cuerpo sometido a dos fuerzas simultáneas seguirá un camino intermedio, más inclinado a la dirección de la fuerza mayor. Esperaba que hubiese aquí un “paralelogramo de motivos” similar: idea desatinada, porque un hombre que llega a una bifurcación de la carretera y se siente igualmente atraído hacia ambos caminos no cruza entre los dos a través de los campos. La ciencia no había llegado aún al “principio de todo-o-nada”, cuya importancia sólo en este siglo se ha descubierto. Cuando era joven pensaba que dos tendencias divergentes podían conducir a un compromiso liberal, siendo así que, desde entonces, ha resultado con frecuencia que una de ellas prevalece completamente. Esto ha justificado al doctor Johnson en su opinión de que fue el diablo, no el Todopoderoso, el primer liberal.

* Como propagandista y hombre de acción, Russell se significó sobre todo por su oposición a la carrera armamentística de las grandes potencias, y luchó siempre a favor de la paz. Este pacifismo activo le valió ser encarcelado en dos ocasiones y la pérdida de su cargo de profesor en el Trinity College de Cambridge. Con los años, su autoridad moral fue creciendo en el mundo occidental y pudo llevar a cabo iniciativas como la creación del Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra, que condenó las masacres efectuadas por los norteamericanos en la guerra de Vietnam.
La vida de este gran filósofo que vivió 97 años fue, según Allan Wood, la de un “escéptico apasionado”. Su escepticismo en filosofía fue fruto de su amor por el conocimiento, pues éste fue una de sus grandes pasiones. Otra gran pasión suya fue, como lo escribió en su Autobiografía, “una insoportable piedad por el sufrimiento de la Humanidad”.

H 67 – 07.09.2001


Patera-mundo

Jaime Reis

Lo cierto es que la vida a menudo nos deja poco donde elegir. Es más, si uno la mira bien de lejos es como dos paralelas de esas que dicen (vaya usted a saber) que se juntan en el infinito. Vamos, que sólo hay dos posturas que tomar en la vida: una es pasar y la otra implicarse.

En la primera, abotargados por el bienestar, nos dejamos dócilmente conducir a lo oscuro de cualquier callejón para que nos den muerte sin honor.

En la otra postura, la del compromiso, hay que luchar, por mucho que suene a reaccionaria la palabreja. Y en primer lugar hay que luchar contra la complacencia para no convertirnos en esclavos del peor amo, que es uno mismo. Y sólo una vez que nos acostumbramos como el más pintado a derrotar a nuestra sombra y a poner al pie de la imagen del espejo las armas del vencido, sólo entonces podemos dedicarnos a derribar las altas murallas del egoísmo humano empezando, por ejemplo, por indagar sobre lo anecdótico y sobre lo sustancial.

Porque ocurre en esto como en el arte. Unas obras se hacen para perdurar porque en sí son eternas. Otras se crean a la luz del costumbrismo que es efímero por naturaleza y sólo alcanza el inmediato futuro como las amarilleadas postales, los ajados periódicos o los rotos objetos que nunca acaban en un museo sino en una almoneda.

Así, el hombre universal, el ecuménico trata de descifrar su época a través de los grandes acontecimientos, de las constantes vitales de la historia. Y aunque también lo haga mediante la insignificancia de las nimiedades del día a día, sabe siempre separar la mies de los desechos para ser capaz de seguir la senda de la dignidad sin desviarse con las agradables, sí, pero vergonzosas distracciones de la opulencia.

No podemos pasar la vida sin dignarnos a indagar sobre la existencia humana tal y como la experimentamos hoy, en estos días donde las grandes claves de nuestra especie en los países del primer mundo son la saturación y la incomunicación (paradójico, sí, en la era de Internet, pero en la que nos relacionamos no como hombres sino como máquinas). Así es, en las ciudades hemos llegado o lo estamos haciendo, a la extenuación, al límite del caos tras el cual deviene el colapso. Vivimos en un atasco infinito en el que no nos comunicamos con nadie en las masas informes que militarizan la calle, las carreteras, los supermercados. Hemos convertido al planeta en lo que he pretendido decir en mi obra de teatro ‘Patera Mundo’: una nave atestada tripulada por facinerosos que nos echarán al agua a la primera de cambio para escapar ellos. Una balsa donde sin sentido alguno de porvenir nos empujamos los unos a los otros para sobrevivir sin los demás. Apenas unos troncos a la deriva pugnando por alcanzar la felicidad a costa de los otros. Sin comprender en nuestra angustia que un barco donde cada uno rema para su lado está condenado a la inmovilidad. Y la inmovilidad es la muerte.

H 67 – 07.09.2001


“La injuria es el fin de toda maldad que se atrae el odio del Cielo”

Dante Alighieri (1265-1321), Divina comedia, Ed. Sol 90, Barcelona 2000, págs. 47/49. © de la traducción Edimat libros S. A. El texto corresponde al capítulo del Infierno, canto undécimo: Siguen en el sexto círculo. Reparto de los condenados en el infierno.

A la extremidad de un alto promontorio, formado por grandes piedras rotas y acumuladas en círculo, llegamos hasta un montón de espíritus más cruelmente atormentados. Allí, para preservarnos de las horribles emanaciones y de la fetidez que despedía el profundo abismo, nos pusimos al abrigo de la losa de un gran sepulcro, donde vi una inscripción que decía: “Encierro al papa Anastasio, a quien Fotino arrastró lejos del camino recto.”

-Es preciso que descendamos por aquí lentamente, a fin de acostumbrar de antemano nuestros sentidos de este triste hedor, y después no tendremos necesidad de precavernos de él.

Así habló mi Maestro, y yo le dije:

-Busca algún recurso para que no perdamos el tiempo inútilmente.

A lo que me respondió:

-Ya ves que en ello pienso. Hijo mío –continuó-, en medio de estas rocas hay tres círculos, que se estrechan gradualmente como los que has dejado: todos están llenos de espíritus malditos; mas para que después te baste con solo verlos, oye cómo y por qué están aquí encerrados. La injuria es el fin de toda maldad que se atrae el odio del Cielo, y se llega a este fin, que redunda en perjuicio de otros, bien por medio de la violencia, o bien por medio del fraude. Pero como el fraude es una maldad propia del hombre, por eso es más desagradable a los ojos de Dios, y por esta razón también los fraudulentos están debajo, entregados a un dolor más vivo. Todo el primer círculo lo ocupan los violentos, cuyo círculo está además construido y dividido en tres recintos; porque puede cometerse violencia contra tres clases de seres: contra Dios, contra sí mismo y contra el prójimo, y no sólo contra sus personas, sino también contra sus bienes, como lo comprenderás por estas claras razones. Se comete violencia contra el prójimo, dándole muerte o causándole heridas dolorosas, y contra sus bienes, por medio de la ruina, del incendio o de los latrocinios. De aquí resulta que los homicidas, los que causan heridas, los incendiarios y los ladrones están atormentados sucesivamente en el primer recinto. Un hombre puede haber dirigido su mano violenta contra sí mismo o contra sus bienes; justo es, pues, que purgue su culpa en el segundo recinto; sin esperar tampoco mejor suerte aquel que por su propia voluntad se priva de vuestro mundo, juega, disipa sus bienes o llora donde debía estar alegre y gozoso. Puede cometer violencia contra la Divinidad el que reniega de ella y blasfema con el corazón, y el que desprecia la Naturaleza y sus bondades. He aquí por qué el recinto más pequeño marca con su fuego a Sodoma y a Cahors, y a todo el que, despreciando a Dios, le injuria sin hablar desde el fondo de su corazón. El hombre puede emplear el fraude que produce remordimientos en todas las conciencias, ya con el que de él se fía, ya también con el que desconfía de él. Este último modo de usar el fraude parece que sólo quebranta los vínculos de amor que forma la Naturaleza; por esta causa están condenados en el segundo recinto los hipócritas, los aduladores, los hechiceros, los falsarios, los ladrones, los simoníacos, los rufianes, los barateros y todos los que se han manchado con semejantes e inmundos vicios. Por el primer fraude no sólo se olvida el amor que establece la Naturaleza, sino también el sentimiento que le sigue y donde nace la confianza: he aquí por qué, en el círculo menor, donde está el centro de la tierra y donde se halla el asiento de Dite, yace eternamente atormentado todo aquel que ha cometido traición.

A tal discurso contesté:

-Maestro, tus razones son muy claras, y bien me dan a conocer, por medio de tales divisiones, ese abismo y la muchedumbre que le habita; pero dime: los que están arrojados en aquella laguna cenagosa, los que agita el viento sin cesar, los que azota la lluvia y los que chocan entre sí lanzando tan estridentes gritos, ¿por qué no son castigados en la ciudad del fuego, si se han atraído la cólera de Dios? Y si no se la han atraído, ¿por qué se ven atormentados de tal suerte?

Me contestó:

-¿Por qué tu ingenio, contra su costumbre, delira tanto ahora?, ¿o es que tienes el pensamiento en otra parte? ¿No te acuerdas de aquellas palabras de la Ética, que has estudiado, en las que se trata de las tres inclinaciones que el Cielo reprueba: la incontinencia, la malicia y la loca bestialidad, y de qué modo la incontinencia ofende menos a Dios y produce menor censura? Si examinas bien esta sentencia, acordándote de los que sufren su castigo fuera de aquí, conocerás por qué están separados de esos felones y por qué los atormenta la Justicia divina, a pesar de demostrarse con ellos menos ofendida.

-¡Oh, sol, que sanas toda vista conturbada! –exclamé-: tal contento me das cuando desarrollas tus ideas, que sólo por eso me es tan grato dudar como saber. Vuelve atrás un momento y explícame de qué modo ofende la usura a la bondad divina: desvanece esta duda.

-La Filosofía –me contestó- enseña en más de un punto al que la estudia que la Naturaleza tiene su origen en la Inteligencia divina y en su arte, y si consultas bien tu Física, encontrarás, sin necesidad de hojear muchas páginas, que el arte humano sigue cuando puede a la Naturaleza, como el discípulo a su maestro; de modo que aquel es casi nieto de Dios. Partiendo, pues, de estos principios, sabrás, si recuerdas bien el Génesis, que es conveniente sacar de la vida la mayor utilidad y multiplicar el género humano. El usurero sigue otra vía; desprecia la Naturaleza y a su secuaz, y coloca su esperanza en otra parte. Ahora sígueme, que me place avanzar. Los Peces suben ya por el horizonte; el Carro se ve hacia aquel punto donde expira Coro, y lejos de aquí el alto promontorio parece que disminuye.

H 68 – 14.09.2001


Cuentos del Antiguo Egipto

El zapato de Rhodopis

Versión, introducción y notas de Emma Brunner-Traut. Ed. Edaf, Buenos Aires 2000, págs. 212/213. Traducción de Pablo Villadangos.

El geógrafo griego que visitó Egipto en la época de la transición nos relata, en relación con la pirámide de Micerinos cerca de Giza, el contenido de un cuento egipcio que no se nos ha transmitido por ningún otro medio, pero que, a pesar de sus ropajes griegos, proviene indudablemente del Antiguo Egipto. Nótese que en él se encuentra prefigurado el motivo de la Cenicienta. Al cambiar el relato indirecto a discurso directo, el texto dice lo siguiente:

Cuando uno se aleja cuarenta estadios de la ciudad (de Menfis) se llega a una elevación sobre la que se encuentran muchas pirámides; se trata de tumbas de reyes. Tres de ellas son particularmente destacables, y dos de ellas se encuentran incluso entre las siete maravillas del mundo... Estas pirámides se encuentran próximas unas de otras...

Pero algo más alejada, sobre una elevación más alta de la superficie del desierto, fue construida la tercera, mucho más pequeña que aquellas dos y, sin embargo, con un coste mucho mayor... Se dice que representa el monumento funerario de una hetaira que le habían construido sus amantes, ... a Rhodopis, y a su respecto se cuenta la siguiente fábula:

Una vez, cuando Rhodopis se estaba bañando, un águila le quitó uno de sus zapatos a su criada. Lo llevó a Menfis, donde el rey estaba sentado en ese momento al aire libre e impartía justicia. Se quedó suspendido sobre su cabeza y le dejó caer el zapato en su regazo. Pero éste (el faraón) excitado tanto por la belleza de proporciones del zapato como por el extraordinario suceso, envió emisarios por todo el país para que buscasen a la dueña del zapato. Después de que la encontraran en la ciudad de Naukratis y la trajeran a presencia del faraón, se convirtió en la esposa del rey. Pero después de su muerte recibió el monumento funerario mencionado (de la Pequeña Pirámide de Giza).

El texto se encuentra en Estrabón, libro 17, I, 33. En realidad, la pirámide es la tumba del rey Micerinos; en cuanto a la atribución a Rhodopis, es una invención jónica. En otras narraciones, Rhodopis es equiparada por los griegos con la egipcia Nitokris. El motivo del zapato como origen del amor es muy antiguo y lo encontramos en otras narraciones en todo el mundo. Aquí, el águila tira el zapato sobre el regazo del rey de modo muy parecido a la historia de Tristán, en la cual dos golondrinas arrojan una tranza de pelo ante el rey (N. del E.).

H 67 – 07.09.2001