Heráclito 25

Albert Einstein editorializa para Heráclito *
.
El significado de la vida
.
Mein Weltbild, Amsterdam: Querido Verlag, 1934.
.
¿Qué significado tiene la vida del hombre, o, en realidad, la de cualquier criatura? Tener una respuesta a esta pregunta significa ser religioso. Tú preguntas: “¿Tiene algún sentido, pues, plantear esta pregunta?” Yo contesto: “Aquel que considera su vida y la de sus semejantes carente de sentido, no sólo es desdichado, sino poco hecho para la vida”.

.
El auténtico valor del ser humano
.
Mein Weltbild, Amsterdam: Querido Verlag, 1934.
.
El auténtico valor de un ser humano depende, en principio, de en qué medida y en qué sentido haya logrado liberarse del yo.
.
Sobre la riqueza
.
Mein Weltbild, Amsterdam: Querido Verlag, 1934.
.
Estoy absolutamente convencido de que no hay riqueza en el mundo que pueda ayudar a la humanidad a progresar, ni siquiera en manos del más devoto partidario de tal causa. Sólo el ejemplo de los individuos grandes y puros puede llevarnos a pensamientos y acciones nobles. El dinero sólo apela al egoísmo e invita irresistiblemente al abuso.

.
¿Puede alguien imaginarse a Moisés, Jesús o Gandhi armados con las bolsas de dinero de Carnegie?

.
* “Sobre la teoría de la relatividad y otras aportaciones científicas”, Ed. Sarpe, Madrid, 1985, págs. 199/200.
H 44 – 30.03.2001
.
.
Utopía y revolución
.
Rogelio Blanco Martinez (1)
.
La stasiología -etimológicamente del griego stasis-, es un término aristotélico que significa alteración del orden establecido y, actualmente, denomina una ciencia sociológica que estudia la revolución. Después de Aristóteles la teoría stasiológica se continuó con Maquiavelo, sobre todo en sus obras El Príncipe y los Discursos, en Hobbes, Tocqeville, sobre todo en Marx y en Sorel; en el siglo XX, en El estado y la revolución de Lenin, o en los comentarios de Mao Tse-Tung y E. Guevara. Las revoluciones son fenómenos totales que no dejan ningún punto de la sociedad fuera de su objetivo. Se suele definir como revolucionario a aquella persona partidaria de una transformación profunda, radical y rápida de las instituciones existentes y del orden jurídico, que exige un cambio de orientación total de la sociedad, tanto en lo político como en lo social y en lo económico y en la cultura, de acuerdo con el modelo de sociedad que pretende imponer. Las condiciones para un cambio revolucionario suelen ser: en primer lugar, "un antagonismo intenso de clases"; segundo, “la frustración de las expectativas económicas crecientes”; tercero, “la frustración de las expectativas crecientes de poder y de status"; en cuarto lugar, “la incapacidad de las clases dominantes”; quinto, “una fracción de las clases dominantes se une al enemigo”; sexto, “la hostilidad de la comunidad intelectual”; séptimo, “el mito revolucionario: no hay revolución sin reflexión”; octavo, “la dualidad de poder”; noveno, “elites y partidos revolucionarios" y, por último, “una situación internacional favorable” (2). De estos diez factores que se han presentado, no implica que uno tras otro se cumplan en cualquier planteamiento revolucionario, es suficiente que se dé alguno de los más significativos; el más importante es el de la internacionalidad revolucionaria. Sea como fuere, esta es una de las partes de la sociología donde las inconcreciones y los desacuerdos son más evidentes, a pesar de que el concepto o el elemento revolucionario presente en algunas manifestaciones e ideologías a nadie deja indiferente porque supone una transformación total de la sociedad.
.
Desde esta transformación y alternativa total a la sociedad es desde donde queremos situar numerosos modos utópicos. Para F. L. Polak en la utopía se encierra un fuerte carácter revolucionario y, potencialmente, en toda utopía hay una revolución, aunque matiza que no necesariamente ha de ser violenta sino que más bien su fuerza reside en sus ideas; ideas que implícitamente conllevan un cambio radical, que si es suave será reformista, y si es progresista, será revolucionario. Para la mayor parte de los utopólogos el pensamiento utópico es dialéctico, dinámico, transformador y cambiante; formalmente modifica las formas a lo largo de la historia e incluso los contenidos, pero su intencionalidad es siempre la misma. Esta intencionalidad, quizás es el carácter más absoluto y fijista o dogmático de la utopía, las formas, contenidos o imágenes son lo cambiante y en el trasfondo plantea la emancipación del hombre como elemento favorecedor que le encamina hacia su felicidad; de ahí que en la mayor parte de las utopías habite una lucha contra la tiranía y el despotismo: “El concepto de divinidad humana exige que el hombre configure su propia historia, ordene su sociedad sobre la base de principios racionales y morales, y decida sobre su futuro conscientemente y en el sentido de la mejor realización posible de una nueva sociedad” (3).
.
(1) “La ciudad ausente, utopía y utopismo en el pensamiento occidental”, Ed. Akal, Madrid 1999, pp. 98/99.
(2) S. Giner: "Sociología", Península, Barcelona, 10° edición, 1978, pags. 200-214.
(3) F. L. Polak, “Cambio y tarea persistente en la utopía”, en Utopía (A. Neussüs, comp., Barral, Barcelona 1971, pág. 176. Cfr. Capítulo titulado La ciudad utópica: la utopía sin utopia.
H 44 – 30.03.2001
.
.
Serie Creencias del mundo
.
Los pueblos del maíz
.
José Carlos García Fajardo*
.
¡Hagamos triste la alegría!, gritaron al unísono para detener las lluvias que acababan con los seres humanos.
.
"…Solamente había inmovilidad y silencio en la oscuridad, en la noche. Sólo el Formador, Q’uq’ukumatz, los Progenitores, estaban en el agua rodeados de claridad. Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules, por eso se les llama Q’uq’ukumatz, de grandes sabios, de grandes pensadores es su naturaleza. De esta manera existía el cielo y también el Corazón del cielo, que éste es el nombre de Dios. Así contaban..." "...Se juntaron y celebraron consejo en la oscuridad y en la noche. De esta manera salieron a luz claramente sus decisiones y descubrieron lo que debía entrar en la carne del hombre.", cuenta el Popoh Vuh, libro sagrado de los mayas. "Así encontraron la comida y así entró el maíz por obra de los progenitores…y de este alimento proviene la fuerza y la grandeza y con él fueron creados los músculos y el vigor del hombre…"
.
De las grandes concepciones religiosas americanas destaca la del pueblo maya que influirá posteriormente en los toltecas y en el Imperio azteca. Éstos se ampararon en la divinidad de Quezalcóatl que "habría de regresar a su debido tiempo con sus huestes". No hacía falta más para ayudar a quitarse de encima la opresión azteca que también habían incorporado entre sus deidades la de la serpiente emplumada.
.
El pueblo del maíz construyó templos en la cima de pirámides escalonadas que representaban, como los zigurats sumerios, la montaña cósmica, y desarrollaron las matemáticas, la astronomía, la escritura y un saber profundo. Estaban gobernados por una casta sacerdotal sin que haya noticia de dinastías reales. La religión maya aseguraba la fertilidad que necesitaban los cultivadores del maíz y los sacerdotes; elaboraron un calendario más exacto que el gregoriano que les ayudaba a predecir el tiempo y a anunciar las fechas de la siembra o de la siega.
.
El universo maya era un cuadrado plano delimitado por un lagarto cuyo cuerpo está cubierto de símbolos planetarios. Su cosmogonía estaba centrada en la lucha entre los poderes superiores y los inferiores. Aquellos eran dadores de vida y aseguraban la fertilidad, por eso había que aplacarlos y contentarles por medio de los sacerdotes, que así se aseguraban el poder. Los poderes inferiores podían arruinar una cosecha, eran portadores de muerte, de sequías, de guerra y de hambre. La casta sacerdotal se encargaba de las previsiones, de almacenar el grano y de parlamentar con los vecinos si no podían someterlos y obligarlos con cargas y tributos. O esclavizarlos y matarlos si convenía para mantenerse en el poder.
.
La divinidad principal era Itzama, asociada al sol y al cielo que infunden su aliento a la tierra y a la humanidad que vive sobre ella. Otras divinidades importantes eran el dios de la lluvia, Chac -el dios del maíz-, el dios con cara de mono, el dios de la estrella Polar -que guía a los mercaderes- y el siniestro Cizin -dios de la muerte- que custodia las puertas del averno.
.
El juego de la pelota simbolizaba la lucha ritual en un campo que refleja la forma del Universo. El campo estaba situado en el área sagrada, cercana al templo. Jugaban dos equipos con una pelota de goma y empleaban las caderas y los hombros para intentar colocarla en la meta tallada en madera del equipo contrario. En el Popoh Vuh, bello y triste poema épico, se habla de los gemelos sagrados, Hunahpu y Zabalanque, ocupados en este juego contra los poderes del mundo inferior. Los jugadores representaban la lucha cósmica entre la oscuridad y la luz para mantener la fertilidad y al mismo universo. Los toltecas y los aztecas integraron este rito según su cultura. En ocasiones el juego terminaba con la muerte de uno de los equipos mientras los espectadores los contemplaban desde las gradas.
.
Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, es en algunos contextos el héroe de los cultivos, en otros una deidad del cielo y creador, y entre los aztecas simbolizará el poder del sumo sacerdote. Como héroe de los cultivos se le asociaba a la edad de oro de la ciudad tolteca de Tollan donde inventó el calendario, desarrolló las artes y estableció las normas religiosas y civiles. A causa de un conflicto con su hermano el dios Tezcatlipoca se marchó de Tollan, ocasionando su declive, pero con la promesa de que regresaría. Los toltecas lo identificarán con la estrella de la mañana y organizaron su culto en la impresionante Chichen Itza, donde revive con los pueblos mayas posclásicos que lo denominaban Kukulcan.
.
Más tarde, los aztecas lo adoptarían e intercambiarían sus características con las de su dios Huitzlopochtli, y le ofrecieron sacrificios humanos. En los monumentos mayas aparecen unos personajes importantes que reflejan ya la existencia de individuos políticamente poderosos, que disponen de medios materiales y humanos para autoglorificarse, y que desde entonces integraron una minoría privilegiada. Su poder se apoyaba en la magia y en la observación de la naturaleza. La magia se fue convirtiendo en religión, y se formaron cuerpos sacerdotales que se sostenían mediante la explotación de la población.
.
El hombre maya se reía desde su nacimiento hasta su muerte, preso de un mundo que sólo a través de la religión tenía significado, en el que la salud, la prosperidad y la supervivencia estarían a su alcance en la medida de su disposición a servir a los dioses a través de los sacerdotes. De ahí su sumisión a la religión..Todo estaba sabiamente regido por deidades: el curso de los astros, la repetición de las estaciones, las fases de la lluvia en las plantas, los animales y los hombres, la sucesión de las labores agrícolas, el paso de las generaciones, el advenimiento y la desaparición de los gobernantes. Todo funcionaba gracias a los dioses y se perpetuaría mientras los hombres los sirvieran. El hombre, en si mismo, carecía de importancia. Lo más seguro era someterse a ellos a través de los sacerdotes..La leyenda maya siempre lleva mensajes de color. El pecado original, por ejemplo, aquí no tuvo lugar. La vestal del Templo quedó embarazada al contacto de una plumita blanca que caía del cielo, pero antes posó la blancura en el seno de la Virgen Madre y quedó embarazada sin contacto del hombre terrenal. El maíz es superior a cualquier cereal como el trigo, el arroz, el sorgo, la cebada y el centeno. Los mayas consideraban que fue un regalo de los dioses a los hombres, y que cultivarlo era un deber sagrado. Tan alto era su valor que lo representaban con el jade, más valioso que el oro. Según el Popoh Vuh, el ser humano fue hecho de maíz tras el fracaso que los dioses tuvieron al probar con otros materiales.
.
La leyenda del maíz blanco, del maíz rojo, amarillo o negro es tan fina como la pluma del petirrojo o del faisán; para cada color tenemos su leyenda, que nos habla de héroes engalanados de colores. Cada color es un símbolo. El rojo es fecundación, pero también simboliza un punto cardinal; el Nombre se simboliza con el color blanco, el esclavo con el azul; los cuatro puntos cardinales son cuatro colores que equivalen a blanco, amarillo, rojo y negro.
.
El jaguar era un animal sagrado y temido por los mayas. Su piel manchada simboliza la bóveda celeste llena de estrellas. El jaguar transportaba al Sol en su seno durante sus expediciones nocturnas.
.
El códice es el libro maya por excelencia. La mayor parte de los códices padecieron la inclemencia de los fanáticos españoles. Se quemaron códices sin piedad, sólo veinte escaparon a la ira, y de estos sólo tres son mayas. Entre los mayas vida y muerte es un binomio en estrecha comunión. Una expresión poética se hacía con cabezas humanas. La máxima complicación estética era con cuerpos humanos.
.
* Profesor de Pensamiento Político y Social de la Universidad Complutense de Madrid.
H 41 – 09.03.2001
.
.
Lecturas escogidas 1
.
Ernesto Sábato y La resistencia
.
Planeta/Seix Barral, Buenos Aires 2000.


Yo había intentado un ascenso, un refugio de alta montaña cada vez que había sentido dolor; porque esa montaña era invulnerable; cada vez que la basura ya era insoportable, porque esa basura era límpida; cada vez que la fugacidad del tiempo me atormentaba, porque en aquella altura reinaba la eternidad. Pero el rumor de los hombres había terminado siempre por alcanzarme, se colaba por los intersticios y subía desde mi propio interior: Porque el mundo no sólo está afuera sino en lo más recóndito de nuestro corazón. Y tarde o temprano aquella alta montaña incorruptible concluye pareciéndonos un triste simulacro, una huida, porque el mundo del que somos responsables es este de aquí: el único que nos hiere con el dolor y la desdicha, pero también el único que nos da la plenitud de la existencia, esta sangre, este fuego, este amor, esta espera de la muerte. El único que nos ofrece un jardín en el crepúsculo, el roce de la mano que amamos (págs. 75/76).
[…]
¡Cuántas lágrimas hay detrás de las máscaras! ¡Cuánto más podría el hombre llegar al encuentro con el otro hombre si nos acercáramos los unos a los otros como necesitados que somos, en lugar de figurarnos fuertes! Si dejáramos de mostrarnos autosuficientes y nos atreviéramos a reconocer la gran necesidad del otro que tenemos para seguir viviendo, como muertos de sed que somos en verdad, ¡cuánto mal podría ser evitado! (pág. 88).
.
H 44 – 30.03.2001
.
.
Lecturas escogidas 2
.
Decir y decir, a decir de Borges
.
Historia de la eternidad, Obras completas, T. I 1923-1949, Emecé, Barcelona 1996, pág. 420.
.
Una de las tradiciones satíricas (no despreciada ni por Macedonio Fernández ni por Quevedo ni por George Bernard Shaw) es la inversión incondicional de los términos. Según esa receta famosa, el médico es inevitablemente acusado de profesar la contaminación y la muerte; el escribano, de robar; el verdugo, de fomentar la longevidad; los libros de invención, de adormecer o petrificar al lector; los judíos errantes, de parálisis; el sastre de nudismo; el tigre y el caníbal, de no perdonar el ruibarbo. Una variedad de esa tradición es el dicho inocente. Por ejemplo: “El festejado catre de campaña debajo del cual el general ganó la batalla”. O: “Un encanto el último film del ingenioso director René Clair. Cuando nos despertaron...”

.
Otro método servicial es el cambio brusco. Verbigracia: “Un joven sacerdote de la Belleza, una mente adoctrinada de luz helénica, un exquisito, un verdadero hombre de gusto (a ratón)”. Asimismo una copla de Andalucía, que en un segundo pasa de la información al asalto:
.
Veinticinco palillos
tiene una silla.
¿Quieres que te la rompa
en las costillas?
.
.
Lecturas escogidas 3
.
¡Pobre Byron, que sólo tuvo tres horas felices en su vida!
.
Lin Yutang, La importancia de vivir, Sudamericana, Buenos Aires 1984, pág. 148.
.
Era un espíritu mórbido y enormemente desequilibrado, o sólo fingía el Weltstchmerz de moda en su década. Me creo obligado a sospechar que, si no hubiera estado tan de moda el sentimiento de Weltschmerz, Byron habría confesado por lo menos treinta horas felices en lugar de tres. ¿No es evidente, por lo que antecede, que el mundo es en verdad un festín de la vida, que se ha dispuesto para que lo gocemos sencillamente con nuestros sentidos, y que un tipo de cultura que reconoce estos placeres sensuales nos posibilita con ello para admitirlos francamente? Tengo la sospecha de que la razón por la cual cerramos voluntariamente los ojos a este mundo glorioso, vibrante en su propia sensualidad, es la de que los espiritualistas nos han llevado a temer los sentidos. Un tipo más noble de filosofía debería restablecer nuestra confianza en este hermoso órgano receptor que tenemos, y que llamamos cuerpo, y desterrar primero el desprecio por nuestros sentidos, y después el temor a nuestros sentidos. A menos que estos filósofos puedan sublimar la materia y eternizar nuestro cuerpo, para convertirlo en un alma sin nervios, sin sabor, sin olfato y sin sentidos del color y del movimiento y del tacto, y a menos que estemos prontos para hacer lo mismo que los hindúes que se mortifican la carne, debemos enfrentarnos valientemente con lo que somos. Porque sólo una filosofía que reconozca la realidad puede conducirnos a la verdadera felicidad, y sólo esa clase de filosofía es buena y sana.
.
.
Lecturas escogidas 4
.
Más allá del bien y del mal *
.
Nietzsche
.
Hay en la moral de Platón algo que en propiedad no pertenece a él, sino que simplemente se encuentra en su filosofía, a pesar de Platón, podríamos decir: a saber, el socratismo,. “Nadie quiere causarse daño a sí mismo, de ahí que todo lo malo (schlecht) acontezca de manera involuntaria. Pues el hombre malo se causa daño a sí mismo: no lo haría si supiese que lo malo es malo. Según esto, el hombre malo es malo sólo por error; si alguien le quita el error, necesariamente lo vuelve bueno”.

.
Este modo de razonar huele a plebe, la cual no ve en el obrar-mal más que las consecuencias penosas, y propiamente juzga que “es estúpido obrar mal”; mientras que considera sin más que las palabras “bueno” y “útil y agradable” tienen un significado idéntico. En todo utilitarismo de la moral es lícito conjeturar de antemano ese mismo origen y hacer caso a nuestra nariz: rara vez nos equivocaremos.
.
Platón hizo todo lo posible por introducir algo útil y aristocrático en la interpretación de la tesis de su maestro, introducirse sobre todo a sí mismo, él, el más temerario de todos los intérpretes, que tomó de la calle a Sócrates entero tan sólo como tema popular y una canción del pueblo, con el fin de hacer sobre él variaciones infinitas e imposibles: a saber, prestándole todas sus máscaras y complejidades propias. Hablando en broma, y, además, a la manera homérica: ¿qué otra cosa es el Sócrates platónico sino Platón por delante, Platón por detrás, y en medio la Quimera?
.
Nietzsche bis
.
Quidquid luce fuit, tenebris agit (lo que estuvo en la luz actúa en las tinieblas): pero también a la inversa. Las vivencias que tenemos mientras soñamos, suponiendo que las tengamos a menudo, acaban por formar parte de la economía global de nuestra alma lo mismo que cualquier otra vivencia “realmente” experimentada: merced a esto somos más ricos o más pobres, sentimos una necesidad más o menos, y, por fin, en pleno día, e incluso en los instantes más joviales de nuestro espíritu despierto, somos llevados un poco en andaderas por los hábitos contraídos en nuestros sueños. Suponiendo que alguien haya volado a menudo en sus sueños y, al final, tan pronto como se pone a soñar cobra consciencia de que la fuerza y el arte de volar son privilegios suyos, y que constituyen asimismo su felicidad más propia y envidiable: ese alguien, que cree poder realizar toda especie de curvas y ángulos con un impulso ligerísimo, que conoce el sentimiento de una cierta ligereza divina, un “hacia arriba” sin tensión ni coacción, un “hacia abajo” sin rebajamiento ni humillación -¡sin pesadez!- ¿cómo un hombre que ha tenido tales experiencias y contraído tales hábitos en sus sueños no va a terminar encontrando que la palabra “felicidad” tiene un color y un significado distintos, incluso para su día despierto!, ¿cómo no va a aspirar a la felicidad de modo distinto? En comparación con aquel “volar”, el “vuelo” que los poetas describen tiene que parecerle demasiado terrestre, muscular, violento, demasiado “pesado”.
.
* Ed. Orbis, Buenos Aires 1983, págs 119/120 y 123 respectivamente.
.
.
Buenos Aires, poesía y amor
.
Ciudad de madrugada
.
Es madrugada.Deambulo por mi cuarto...(Te pienso)
El silencio absoluto ayuda a los recuerdos...(Estoy triste)
Me acerco a la ventana.Mis ojos miran sin ver...(No estás)
A lo lejos, vagos resplandores anuncian que en minutos másla vida se pondrá en movimiento.
Amanece... (Y no deseo que aclare)
.
Luz
.
Llueve suave esta mañana.Cada pequeña gota suma tristezas o no.
Por qué la lluvia llama al silencio?Por qué esta necesidad de ensimismarme?
(He comenzado un nuevo viaje...)
Mis pies descalzos se deslizanen un verde manto de tréboles.Puedo sentir la humedad
y acaso el aroma de la tierra.
(La calma me envuelve...)
Mis ojos, aún cerrados pueden ver...Puedo hasta oir el silencio.
(Y este gusto en mi boca...)
Dulce, menta y limón,
jazmines, fresas y miel.
.
Allí estaré
.
Cuando decante la noche...
Y el carmín desperece.
Cuando el sol entibie...
Y seque mi piel.
Cuando mis sueños por fin amanezcan...
Allí estaré, amor mío.
(Esperándote)
.
María Cristina Quinteiro