Bush, Chomsky y las lucubraciones de un argentino
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Eduardo Dermardirossian
eduardodermar@gmail.com
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Aborrezco el facilismo del que piensa, habla o escribe montado sobre la autoridad de otro, la pereza intelectual y la ausencia de compromiso del que malversa la fama ajena. Pero a tal punto llamó mi atención Noam Chomsky en un análisis político publicado en la prensa argentina, que hoy haré exactamente esa cosa que aborrezco. Sirva como excusa decir que no lo hago por holganza ni para eludir compromisos, sino porque creo que esas reflexiones muestran los verdaderos propósitos de la última excursión militar de los EEUU y el orden de prioridades de esa potencia.
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El lingüista norteamericano, profesor del Instituto Tecnológico de Masachuset, dice que "después de Irak, el mundo es ahora un lugar más peligroso"(1). Habla de la doctrina Bush y la sintetiza utilizando conceptos de la revista Foreign Affairs: "EE.UU. dominará el mundo por un futuro indefinido y destruirá cualquier desafío a esa dominación". Refiere que el Departamento del Tesoro de ese país "mantiene una Oficina de Control de Bienes Extranjeros destinada a investigar sospechosas transferencias de dinero, un elemento crucial de la guerra contra el terrorismo". Explica que de los 120 empleados de ese organismo, durante el año 2003 cuatro siguieron las pistas financieras de Osama bin Laden y Saddam Hussein, en tanto que "casi dos docenas tuvieron como tarea implementar medidas de embargo contra Cuba". Y sugerentemente se pregunta "por qué el Departamento del Tesoro dedica mayores energías a estrangular a Cuba que a la guerra contra el terrosismo".
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Chomsky dice que todo desafío exitoso al poder de los EE.UU. es mirado como una amenaza aún mayor que el terrorismo internacional. Y Cuba va camino a medio siglo sorteando las amenazas y presiones de toda clase que esa colosal potencia ejerció, con un ingente presupuesto destinado a ese fin. Yo creo que otra razón abona el recrudecimiento de las presiones sobre la isla comunista. Creo que las necesidades electorales del partido republicano le inducen a Bush a redoblar sus esfuerzos para estrangular a Cuba.
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Unipolaridad real
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Desde la Primera Guerra EE.UU. se presentó ante la comunidad internacional con un proyecto hegemónico. Ese proyecto, que se autolegitimó con el advenimiento del comunismo en Rusia y su posterior extensión al Este europeo, encontró sus límites en la bicefalia mundial de entonces. La expansión imperial norteamericana avanzaba sobre el resto de América y sobre otras regiones del globo, pero debía detenerse ante la presencia del coloso comunista. En efecto, el condominio mundial planteaba la paradoja preferida de la historia: era preciso preservar la paz sin sucumbir ante la amenaza del oponente, y para preservar la paz era necesario armarse incesantemente. Así, la carrera armamentista entre las dos potencias signó casi todo el siglo XX.
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Cuando este paisaje cambió y el mundo fue capitaneado por una sola potencia, los estados y los regímenes que habían medrado con la bipolaridad se vieron privados de protección y de amparo. Unos cedieron ante el avance arrollador del norteamericanismo desbocado, abriendo sus mercados y enajenando su voluntad, y otros vieron sus territorios ocupados a sangre y fuego por sus amigos de otrora. A unos y a otros les fue dicho que el poder mundial no se comparte. A partir del derrumbe y desmembramiento de la URSS y del consecuente advenimiento del mundo unipolar, EE.UU desarrolló un concepto organicista de la comunidad internacional, diría un concepto cuasi biológico: toda vez que el mundo transita un proceso de globalización creciente, una sola cabeza ha de tener ese organismo, y toda acción que conspire contra este concepto es perniciosa para la humanidad.
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Unipolaridad espejada
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Pero si el patrón del mundo es sólo uno y la política externa de ese uno es el reflejo de sus políticas domésticas, es claro que cuanto ocurre dentro de la metrópoli se espejará también afuera y viceversa. Las internas norteamericanas se dirimirán dentro y fuera del territorio de ese país, así como las cuentas pendientes en el exterior se saldarán también en el interior. Y entonces la contienda que antes se libraba sobre el territorio enemigo ahora se desarrollará también dentro de la propia casa. Los avionazos del 11 de Septiembre se inscriben en esta nueva lógica de la violencia. También, y sobre todo, la guerra psicológica que, motorizada desde el Medio Oriente y el Asia Central, hoy cercena las libertades de la sociedad norteamericana.
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Ciertamente el terrorismo internacional constituye una amenaza para la hegemonía de EE.UU. y las batallas que ese terrorismo ha ganado sobre el suelo norteamericano pueden desplazar a los actuales inquilinos del poder. Por eso la administración Bush intenta distraer la atención de sus ciudadanos exhumando la vieja política anticastrista, resabio de los tiempos de la Guerra Fría. Le dice a los electores que ahí está el enemigo, frente a la Florida, en la Cuba comunista. Se resiste a mirar las verdaderas causas que le llevan a arriesgar su continuidad en la Casa Blanca más allá de noviembre. En este punto mi visión difiere de la de Chomsky.
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Pero creo que coincidimos en que el problema cubano no está fuera de las fronteras norteamericanas, sino dentro, que los sucesores de Fidel Castro lo saben y por eso descreen que su régimen se derrumbe. Descreen, aún, que desde afuera le sea impuesto algún cambio sustancial. También coincidimos con el intelectual norteamericano en que si bien la política exterior de Bush pretende acojonar al mundo para afianzar la dominación norteamericana y controlar las reservas petroleras del mundo, más pretende castigar a los países y a las políticas que desafían su poder.
(1) He olvidado en qué fecha y bajo qué título el matutino argentino Clarín publicó este artículo. ¿Podrá perdonármelo el lector?
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El origen de las religiones
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Bertrand Russell *
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El miedo es la base del dogma religioso, como lo es también, en gran parte, de la vida humana. El miedo a los seres humanos, individual o colectivamente, domina mucho de nuestra vida social, pero es el miedo a la naturaleza lo que da origen a la religión. La antítesis entre mente y materia es, como hemos visto, más o menos ilusoria; pero hay otra antítesis que es más importante: la que hay entre las cosas que pueden ser afectadas por nuestros deseos y las cosas que no pueden serlo. La línea divisoria entre unas y otras no es tajante ni inmutable –con los avances de la ciencia, más y más cosas van cayendo bajo el dominio de lo humano-. No obtante, quedan cosas definitivamente en el otro lado. Entre éstas están todos los grandes hechos de nuestro mundo, el tipo de hechos de los que trata la astronomía. Son sólo hechos de la superficie de la Tierra, o cercanos a ella, los que, hasta cierto punto, podemos moldear para adaptarlos a nuestros deseos. Y, aún en la superficie de la Tierra, nuestros poderes son muy limitados. Sobre todo no podemos evitar la muerte, aunque con frecuencia podemos retrasarla.
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La religión es un intento para vencer esa antítesis. Si el mundo está regido por Dios y Dios puede ser conmovido con la oración, adquirimos una parte de la omnipotencia. En los primeros tiempos, se producían milagros como respuestas a la oración; aún se producen en la Iglesia Católica pero los protestantes han perdido ese poder. Sin embargo, es posible pasarse sin milagros ya que la Providencia ha decretado que el ejercicio de las leyes naturales producirá los mejores resultados posibles. De este modo, la creencia en Dios aún sirve para humanizar el mundo de la naturaleza y hacer que los hombres noten que las fuerzas físicas son verdaderamente sus aliadas. Del mismo modo, la inmortalidad suprime el terror a la muerte. La gente que cree que, al morir, alcanzará la gloria eterna; es de esperar que se enfrente con la muerte sin horror aunque, por fortuna para los médicos, eso no suele ocurrir siempre. Sin embargo, suele calmar un tanto los temores humanos aunque no los mitigue totalmente.
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La religión, puesto que tiene su origen en el terror, ha dignificado ciertas clases de miedo y ha hecho que la gente no las considere infortunadas. En esto ha ocasionado a la humanidad un gran perjuicio: todo miedo es malo. Creo que cuando muera me pudriré y nada de mi yo sobrevivirá. No soy joven y amo la vida. Pero me parecería indigno temblar ante la idea de la aniquilación. La felicidad no deja de ser verdadera felicidad porque tenga que tener fin, ni el pensamiento y el amor pierden su valor porque no sean eternos. Muchos hombres han subido orgullosos al cadalso; seguramente ese mismo orgullo nos enseñaría a pensar con sinceridad acerca del lugar del hombre en el mundo. Aún cuando las ventanas abiertas de la ciencia hagan que sintamos escalofríos al principio, después del grato calor hogareño de los humanos mitos tradicionales, al final, el aire fresco traerá vigor y los grandes espacios tendrán un esplendor propio.
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* “Escritos básicos”, T 1, pags. 294/295, Ed. Planeta-Agostini, Barcelona 1984. Trad. Luis Escobar Barreño.
H 40 – 02.03.2001
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Serie Creencias del mundo
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Por las grandes praderas de Manitú
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José Carlos García Fajardo*
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"Habéis visto el nuevo país que os traigo. La tierra se enrollará como una manta con todas las invenciones maléficas del hombre blanco: las cercas y las vías del tren, las minas y los postes telegráficos; y debajo estará nuestra tierra india con nuestros antepasados devueltos a la vida". Entonces, el hombre sagrado les enseñó una danza nueva y un canto nuevo. Ahora, bailemos esta Danza del Espíritu por todas partes, para enrollar la tierra y hacer que regresen los muertos.
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En esta tradición sioux se encierra el drama que concluiría en la masacre del riachuelo de Rodilla Herida, en 1890. En torno a 1879, el chamán Tavibo, de los paiutes de Nevada, profetizó un cataclismo, la resurrección de los antepasados y unas "tierras nuevas con pastos nuevos, búfalos y alces que remplazaran a la tierra vieja y gastada, profanada por el hombre blanco". Hacia 1888, el chamán Wovoka reavivó estas enseñanzas; predicó un estricto código ético y la paz con todos, y enseñaba una danza circular arrastrando los pies, en el sentido de las agujas del reloj, aprendida en una visión y que se propagó entre todos los pueblos indios que, desde antiguo, practicaban la Danza del Sol. Pero el gran pueblo sioux, con los dakota, crow, omaha, ponca, creyeron que había llegado la hora de la venganza contra quienes les habían obligado a abandonar los bosques y el cultivo del maíz antes de ser encerrados en las reservas por la codicia del hombre blanco que esquilmó las manadas de búfalos, disparándoles desde los trenes, sin tener hambre. El mayor genocidio de la humanidad, sólo comparable a la trata de esclavos, se realizó en América por europeos cristianos investidos de la misión de evangelizar y civilizar a aquellos "salvajes", ignorando sus tradiciones seculares. La expropiación de sus tierras sobre las que jamás comprendieron el concepto de "propiedad privada", pues "la tierra no pertenece al hombre sino que le hombre pertenece a la tierra", trastornó la sociedad india. Los confinaron en reservas, alcoholizándolos e introduciéndolos en el consumo de drogas que jamás habían utilizado sino en ceremonias rituales dirigidas por hombres santos.
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Hasta los pacíficos indios hopi, que se consideran los habitantes originales de América, lloran la plaga causada por los blancos. Danzan con máscaras que representan a los kachinas, espíritus de los antepasados, para acelerar la liberación de todos los indios Pueblo.
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También los navajos, el pueblo más numeroso, padecieron la masacre dirigida por Kit Carson, después de haberlos encarcelado como animales, reducido sus tierras y sacrificardo sus rebaños de ovejas. La cosmología de los navajos es una de las más ricas, así como la de los iroqueses. La religión es para mantener la vida en espera de ir a cazar en las praderas sin fin que Manitú guarda para sus pueblos. Desde el siglo XIX, los navajos son grandes consumidores de peyote para favorecer el renacimiento religioso sin el esfuerzo de las ceremonias tradicionales y la búsqueda de la visión. La familia lingüística algonquina, que incluye arapajoe, pies negros, cheyenne, delawere y ojibwa, participan del concepto religioso clave de manitú, lo misterioso, lo sobrenatural. Creen en un Dios supremo, Kitshi Manitú, que es columna del universo. (Bajo él están el Sol y la Luna, la Madre Tierra y los señores de los animales; La Gran Liebre es el culto a un héroe, creador y benigno; su gemelo el Lobo, representa a las fuerzas más oscuras.)
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Los indios Pueblo, (que habitan Arizona y Nuevo México), son pacíficos cultivadores del maíz que, en 1680, fueron aplastados por los españoles en nombre de la civilización y del dios de paz que les llevaban. Tienen un complejo ritual y hermosas tradiciones relacionadas con la agricultura, la fijación exacta de los solsticios y las dramáticas danzas con máscaras de los antepasados para representar la primavera y el invierno.
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Danza del sol
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Los pueblos indios de las Praderas celebran una ceremonia para señalar la renovación de la naturaleza. Representa la recreación del mundo, el paso de la muerte a la vida; las danzas y los cantos permiten a la tribu restaurar la armonía con la tierra que da sustento y con el Gran Manitú para tener alimentos y buena salud. También era ocasión para iniciar a los jóvenes en los "ritos de paso" de la pubertad a la juventud y poder asumir sus responsabilidades de adultos y de esposos.
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Era un rito de acción de gracias y de renovación pero se desarrolló como fuente de perfección espiritual para los capaces de sacrificio. Como medio de iniciación se construye una casa como modelo del universo que funciona. En el centro hay un gran poste (el eje del mundo, el árbol enraizado en la tierra que nos comunica con el cielo). Su piso es la tierra; sus cuatro paredes aluden a los cuatro puntos cardinales; su techumbre es la bóveda celeste. La alegoría del "sendero blanco", símbolo del paso por la vida, se plasma en el trazo marcado sobre el piso para indicar el camino de la vida que sigue el hombre hasta la puerta del Oeste donde todo termina, para favorecer el viaje de las almas hacia el mundo de los espíritus.
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Los participantes se someten a una purificación estricta en la "casa del sudor", ayunan, se pintan con rico simbolismo y se adornan con plumas que facilitarán el vuelo astral cuando entren en trance. Se proclama la muerte y la resurrección: sed atroz, mirar fijamente al sol, cantos graves y profundos. El sonido del tambor impulsa, la participación de la comunidad respalda.
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La danza entre los indios es equivalente a las plegarias y al culto en otras religiones. La casa del sudor era el medio de purificación que se llevaba cabo en una estructura cerrada con piedras calientes sobre las que se derramaba agua fría: los cuatro elementos de tierra, aire, fuego y agua actúan para prepararse a las grandes ceremonias de iniciación o de renovación. Así como para penetrar en la "tienda de la agitación" o en la "búsqueda de la visión" o para fumar la pipa de la paz.
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La búsqueda de la visión era una Institución muy extendida entre los algonquinos, los pueblo y otros. Se trata de poner a prueba a un joven, después de haberse purificado en la casa del sudor, el fumar sagrado y la oración intensa, la ordalía, el ayuno y la sed; además de un retiro en la montaña para enfrentarse a la soledad y al terror. A cambio, recibiría una visión de su espíritu guardián, a menudo en forma de animal; se le otorgarían poderes especiales y los códigos y tabúes que necesitará para curar, para defender o conducir al pueblo. Los chamanes asistían al neófito hacia su iluminación. Cuando decayó la cultura del guerrero, decayó la búsqueda de la visión por los medios tradicionales y se introdujo el uso del peyote que procede de las tierras al sur de Río Grande, patria del mescal y de los hongos divinos. En todos los pueblos indios floreció la medicina que practicaban los chamanes.
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Las pipas y materiales de fumar utilizados en el culto americano se designaban calumet. Fumar como medio de oración y de comunión se deriva de la pipa que aspira el chamán para estimular la visión extática. Los modelos indígenas de comprensión se reflejan en las historias de la pipa arquetípica. La más conocida es la de los sioux oglala que narra el regalo de la pipa por la Mujer Búfalo Blanca. Es bellísima. La pipa representa a la tierra, la vegetación, animales y pájaros. Orar con la pipa significa orar con y por todos. La custodian los indios en Dakota del Sur y jamás es mostrada; como tampoco lo es la pipa plana de los arapajoes. Se ofrece el humo a los seres celestes, a la tierra y a los cuatro puntos cardinales para recuperar la armonía de la naturaleza y con ella la salud y el sosiego.
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"¡Qué hermoso día para morir!" -exclama el guerrero indio ante un amanecer hermoso-. "¡Y poder cabalgar y cazar en las grandes praderas de Manitú!".
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* Profesor de Pensamiento Político y Social de la Universidad Complutense de Madrid y Presidente de la ONG Solidarios para el Desarrollo.
H 40 – 02.03.2001
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Suicidio
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Marié Rojas Tamayo
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El éxito del suicido depende del método elegido. Por supuesto, se ha de estar bien seguro de que se quiere dar ese paso, porque eso de quedarse a medias siempre da mala fama. Pero sigue siendo la forma de llevarlo a cabo lo esencial, nada de esos ahogos solitarios en la bañera, o ahorcamientos en hoteles de tercera clase con el pestillo pasado por dentro, para no hablar de las aberturas de venas en cementerios desolados, que sólo sirven para restarle poesía al momento supremo del suspiro de cierre, que jamás será escuchado por oído alguno, en este mundo o en el que tal vez nos espera. Nuestra última actuación debe ser digna, sin demasiadas alertas, prescindiendo de inútiles histerias que sólo promueven intentos de rescate -a veces exitosos-, eludiendo las multitudes, pero obligatoriamente ante un testigo, elemento imposible de obviar... quedaría todo en un vano performance si no se encuentra un espectador.
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Había elegido aquella carretera, a las doce de la noche. Contenía todo lo imprescindible: iluminación suave, pero suficiente, soledad para meditar y, lo más importante, el testigo, que en este caso sería el mismo que llevaría a cabo la acción de dejarla sin vida.
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Ya había dejado pasar dos autos, uno iba lleno de jóvenes bulliciosos, ajenos a toda angustia; el otro, conducido con demasiada precaución por una señora menopáusica. Ahora veía en la lejanía acercarse dos luces a la velocidad necesaria. Con los anteojos de visión infrarroja que había adquirido especialmente para la ocasión logró distinguir el rostro del chofer: un hombre maduro, tal vez casado y padre de familia... ¿qué haría en la carretera a esa hora? Quizás regresaba de una aventura extraconyugal, motivo de más para que no prestara la suficiente atención a la carretera...
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Fue sólo cuestión de un instante, la joven saltó literalmente frente al auto, con los brazos abiertos y más bien se dejó caer bajo las ruedas. Por más que trató de girar, frenar, intentar lo que fuera, el pesado armatoste metálico le pasó por encima, frenando a unos metros de distancia con un patinazo que casi lo hace volcarse, rugiendo con gañido de bestia enferma.
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El hombre abrió la puerta y corrió. Estaba muerta, definitivamente ida. Su cuerpo exánime rebelaba a una mujer casi adolescente, delgada y de cabellos claros, que de no estar cubierta de sangre tal vez sería bella en su sueño eterno. Y ahora ¿qué hacer?... Llevarla a un hospital no le conduciría más que a una noche de papeleo interminable que terminaría en la prisión, para no hablar de sus hijos, de su esposa... del simple hecho de tener que declarar que estaba en esa carretera a esa hora cuando era obvio que no era el camino de regreso de su oficina, sino de la casa de ya se sabe quién...
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"Adiós, muñeca", dijo apartando un mechón de la pálida frente de la muchacha. Y sin más culpas que saber que llevaría ese secreto para siempre consigo, encendió el auto y partió, a donde lo esperaba la cálida cena, la tarea escolar de los hijos, ensayando la expresión que asumiría cuando el noticiero del día siguiente anunciara la anónima víctima descubierta en una carretera solitaria.
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Ella vio el auto perderse en la lejanía.
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Pasados unos segundos, se incorporó, fue en busca del bolso que había dejado oculto entre los matorrales y con la ayuda de una toalla y una botella de agua se limpió las huellas de su propia sangre. Luego sacó una muda limpia, se cambió, amparada por las sombras y guardó en una bolsa plástica las ropas y la toalla, que luego se encargaría de botar en cualquier basurero lejos del lugar elegido para su vigésima muerte.
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Había descubierto su extraño poder de resucitar, de regresar, de regenerarse, o de como diablos quisieran llamarlo, cuando hizo su primer intento de suicidio. Esta vez había escogido mal, una sobredosis en unos asquerosos baños públicos. Por suerte regresó a tiempo de enmendar el error. Lo intentó de nuevo, con mejores píldoras, en un parque, al lado de un borracho, y regresó a tiempo de verlo huir aterrorizado... Desde entonces había tomado el hábito de presenciar su propia muerte, a modo de liberarse del estrés, de las presiones, al menos una vez por semana.
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Había ido perfeccionando los métodos, escogiendo los lugares, descubierto la importancia de elegir un testigo, transitado desde una terminal de trenes en su último viaje hasta una noche de hotel junto a un desconocido. Lo que más le agradaba era observar las expresiones de los elegidos: culpa, remordimiento, repulsión, miedo, tristeza... éste último había sido casi tierno, por un momento sintió el temor de que cargara con ella hasta un hospital, todavía recordaba aquella noche en que tuvo que aguardar hasta quedar sola en la morgue.
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Acomodándose el pelo con las manos, comenzó a hacer auto stop. La idea de lanzarse desde el techo de un rascacielos le cosquilleaba la mente hacía unos días, pero le tenía cierto respeto a las alturas...
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Copyright © 2003 by Marié Rojas Tamayo.
Este trabajo no fue publicado en Heráclito Filosofía y Arte.
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Los dos reyes y los dos laberintos *
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Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja alguna, pero le dijo al rey de Babilonia que él en Arabia tenía otro laberinto y que, si Dios era servido, se lo haría conocer algún día. Luego regresó a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia con tan venturosa fortuna que derribó sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo amarró encima de un camello veloz y lo llevó al desierto. Cabalgaron tres días, y le dijo: “¡Oh, rey del tiempo y substancia y cifra del siglo!, en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que te veden el paso”.
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Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en mitad del desierto, donde murió de hambre y de sed. La gloria sea con aquel que no muere.
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* Jorge Luis Borges, “Obras completas”, tomo I 1923-1949, pag. 607, Emecé, Barcelona 1996.
H 39 – 23.02.2001
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Rabindranath Tagore *
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1 Pájaros perdidos de verano vienen a mi ventana, cantan,y se van volando.Y hojas amarillas de otoño, que no saben cantar,aletean y caen en ella, en un suspiro.
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2 Vagabundillos del universo, tropel de seres pequeñitos,¡dejad la huella de vuestros pies en mis palabras!
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3 Para quien lo sabe amar, el mundo se quita su careta deinfinito. Se hace tan pequeño como una canción, como unbeso de lo eterno.
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4 Las lágrimas de la tierra le tienen siempre en florsu sonrisa.
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5 El desierto terrible arde todo por el amor de una yerbecita;y ella le dice que no con la cabeza, y se ríe, y se vavolando...
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6 Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejaránver las estrellas.
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7 En tu camino, agua bailarina, la arena te pordioseatu canción y tu fuga.¿No quieres tú cargarte con la coja?
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8 Tu cara anhelante persigue mis sueños como la lluvia porla noche.
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9 Una vez, soñamos los dos que no nos conocíamos. Y nosconocíamos. Y nos despertamos a ver si era verdad que nosamábamos.
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10 Como el anochecer entre los árboles silenciosos, mi pena,callándose, callándose, se va haciendo paz en mi corazón.
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11 No sé qué dedos invisibles sacan de mi corazón, como unabrisa ociosa, la música de las ondas.
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12 Mar, ¿qué estás hablando?-Una pregunta eterna.-Tú, cielo, ¿qué respondes?-El eterno silencio.
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13 ¡Oye, corazón mío, los suspiros del mundo, que estáqueriendo amarte!
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14 El misterio de la vida es tan grande como la sombra enla noche. La ilusión de la sabiduría es como la niebla delamanecer.
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15 No te dejes tu amor sobre el precipicio.
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16 Me he sentado, esta mañana, en mi balcón, para ver elmundo. Y él, caminante, se detiene un punto, me saluda yse va.
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17 Menudos pensamientos míos, ¡con qué rumor de hojassuspiráis vuestra alegría en mi imaginación!
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18 Tú no ves lo que eres, sino su sombra.
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19 ¡Qué necios estos deseos míos, Señor, que están turbandocon sus gritos sus canciones! ¡Haz Tú que solo sepa yoescuchar!
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20 No soy yo quien escoge lo mejor, que ello me escoge a mí.
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21 Si me está negado el amor, ¿por qué, entonces, amanece;¿por qué susurra el viento del sur entre las hojas http://amediavoz.com/TAGORE.jpgrecién nacidas?Si me está negado el amor, ¿por qué, entonces,la medianoche entristece con nostálgico silencio a las estrellas?
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22 Sé que esta vida, aunque no madure el amor, no está perdida del todo.
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23 ¡No sea yo tan cobarde, Señor, que quiera tu misericordia en mi triunfo,sino tu mano apretada en mi fracaso!
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* Poeta, filósofo y pintor indio nacido en Calcuta en 1861. Hijo de un líder Brahmo Samaj, fue el menor de catorce hermanos. Recibió la educación básica en casa donde existió un gran ambiente intelectual. A los diecisiete años fue enviado a Inglaterra para completar su educación; sin embargo, interrumpió los estudios cuando asistía a University College de Londres y regresó a su país para matricularse en escuela experimental en Shantiniketan. La primera parte de su obra está contenida en "Carta de un viajero en Europa" 1881, "Canciones del atardecer" 1882 y "El despertar de la fuente" 1882. Después de su matrimonio en 1883, continuó su larga carrera literaria, destacándose especialmente como poeta, con obras como "Gitanjali" 1912, "El Jardinero" 1913, "Luna Creciente" 1913, "Punashcha" 1932, "Shes Saptak" 1935, y "Patraput" 1936. En 1912 regresó a Londres, en 1913 recibió el Premio Nobel de Literatura y en 1915 fue nombrado Caballero por el Rey Jorge V. Murió el 7 de agosto de 1941.
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Este trabajo no fue publicado en Heráclito Filosofía y Arte.
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Eduardo Dermardirossian
eduardodermar@gmail.com
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Aborrezco el facilismo del que piensa, habla o escribe montado sobre la autoridad de otro, la pereza intelectual y la ausencia de compromiso del que malversa la fama ajena. Pero a tal punto llamó mi atención Noam Chomsky en un análisis político publicado en la prensa argentina, que hoy haré exactamente esa cosa que aborrezco. Sirva como excusa decir que no lo hago por holganza ni para eludir compromisos, sino porque creo que esas reflexiones muestran los verdaderos propósitos de la última excursión militar de los EEUU y el orden de prioridades de esa potencia.
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El lingüista norteamericano, profesor del Instituto Tecnológico de Masachuset, dice que "después de Irak, el mundo es ahora un lugar más peligroso"(1). Habla de la doctrina Bush y la sintetiza utilizando conceptos de la revista Foreign Affairs: "EE.UU. dominará el mundo por un futuro indefinido y destruirá cualquier desafío a esa dominación". Refiere que el Departamento del Tesoro de ese país "mantiene una Oficina de Control de Bienes Extranjeros destinada a investigar sospechosas transferencias de dinero, un elemento crucial de la guerra contra el terrorismo". Explica que de los 120 empleados de ese organismo, durante el año 2003 cuatro siguieron las pistas financieras de Osama bin Laden y Saddam Hussein, en tanto que "casi dos docenas tuvieron como tarea implementar medidas de embargo contra Cuba". Y sugerentemente se pregunta "por qué el Departamento del Tesoro dedica mayores energías a estrangular a Cuba que a la guerra contra el terrosismo".
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Chomsky dice que todo desafío exitoso al poder de los EE.UU. es mirado como una amenaza aún mayor que el terrorismo internacional. Y Cuba va camino a medio siglo sorteando las amenazas y presiones de toda clase que esa colosal potencia ejerció, con un ingente presupuesto destinado a ese fin. Yo creo que otra razón abona el recrudecimiento de las presiones sobre la isla comunista. Creo que las necesidades electorales del partido republicano le inducen a Bush a redoblar sus esfuerzos para estrangular a Cuba.
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Unipolaridad real
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Desde la Primera Guerra EE.UU. se presentó ante la comunidad internacional con un proyecto hegemónico. Ese proyecto, que se autolegitimó con el advenimiento del comunismo en Rusia y su posterior extensión al Este europeo, encontró sus límites en la bicefalia mundial de entonces. La expansión imperial norteamericana avanzaba sobre el resto de América y sobre otras regiones del globo, pero debía detenerse ante la presencia del coloso comunista. En efecto, el condominio mundial planteaba la paradoja preferida de la historia: era preciso preservar la paz sin sucumbir ante la amenaza del oponente, y para preservar la paz era necesario armarse incesantemente. Así, la carrera armamentista entre las dos potencias signó casi todo el siglo XX.
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Cuando este paisaje cambió y el mundo fue capitaneado por una sola potencia, los estados y los regímenes que habían medrado con la bipolaridad se vieron privados de protección y de amparo. Unos cedieron ante el avance arrollador del norteamericanismo desbocado, abriendo sus mercados y enajenando su voluntad, y otros vieron sus territorios ocupados a sangre y fuego por sus amigos de otrora. A unos y a otros les fue dicho que el poder mundial no se comparte. A partir del derrumbe y desmembramiento de la URSS y del consecuente advenimiento del mundo unipolar, EE.UU desarrolló un concepto organicista de la comunidad internacional, diría un concepto cuasi biológico: toda vez que el mundo transita un proceso de globalización creciente, una sola cabeza ha de tener ese organismo, y toda acción que conspire contra este concepto es perniciosa para la humanidad.
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Unipolaridad espejada
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Pero si el patrón del mundo es sólo uno y la política externa de ese uno es el reflejo de sus políticas domésticas, es claro que cuanto ocurre dentro de la metrópoli se espejará también afuera y viceversa. Las internas norteamericanas se dirimirán dentro y fuera del territorio de ese país, así como las cuentas pendientes en el exterior se saldarán también en el interior. Y entonces la contienda que antes se libraba sobre el territorio enemigo ahora se desarrollará también dentro de la propia casa. Los avionazos del 11 de Septiembre se inscriben en esta nueva lógica de la violencia. También, y sobre todo, la guerra psicológica que, motorizada desde el Medio Oriente y el Asia Central, hoy cercena las libertades de la sociedad norteamericana.
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Ciertamente el terrorismo internacional constituye una amenaza para la hegemonía de EE.UU. y las batallas que ese terrorismo ha ganado sobre el suelo norteamericano pueden desplazar a los actuales inquilinos del poder. Por eso la administración Bush intenta distraer la atención de sus ciudadanos exhumando la vieja política anticastrista, resabio de los tiempos de la Guerra Fría. Le dice a los electores que ahí está el enemigo, frente a la Florida, en la Cuba comunista. Se resiste a mirar las verdaderas causas que le llevan a arriesgar su continuidad en la Casa Blanca más allá de noviembre. En este punto mi visión difiere de la de Chomsky.
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Pero creo que coincidimos en que el problema cubano no está fuera de las fronteras norteamericanas, sino dentro, que los sucesores de Fidel Castro lo saben y por eso descreen que su régimen se derrumbe. Descreen, aún, que desde afuera le sea impuesto algún cambio sustancial. También coincidimos con el intelectual norteamericano en que si bien la política exterior de Bush pretende acojonar al mundo para afianzar la dominación norteamericana y controlar las reservas petroleras del mundo, más pretende castigar a los países y a las políticas que desafían su poder.
(1) He olvidado en qué fecha y bajo qué título el matutino argentino Clarín publicó este artículo. ¿Podrá perdonármelo el lector?
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El origen de las religiones
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Bertrand Russell *
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El miedo es la base del dogma religioso, como lo es también, en gran parte, de la vida humana. El miedo a los seres humanos, individual o colectivamente, domina mucho de nuestra vida social, pero es el miedo a la naturaleza lo que da origen a la religión. La antítesis entre mente y materia es, como hemos visto, más o menos ilusoria; pero hay otra antítesis que es más importante: la que hay entre las cosas que pueden ser afectadas por nuestros deseos y las cosas que no pueden serlo. La línea divisoria entre unas y otras no es tajante ni inmutable –con los avances de la ciencia, más y más cosas van cayendo bajo el dominio de lo humano-. No obtante, quedan cosas definitivamente en el otro lado. Entre éstas están todos los grandes hechos de nuestro mundo, el tipo de hechos de los que trata la astronomía. Son sólo hechos de la superficie de la Tierra, o cercanos a ella, los que, hasta cierto punto, podemos moldear para adaptarlos a nuestros deseos. Y, aún en la superficie de la Tierra, nuestros poderes son muy limitados. Sobre todo no podemos evitar la muerte, aunque con frecuencia podemos retrasarla.
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La religión es un intento para vencer esa antítesis. Si el mundo está regido por Dios y Dios puede ser conmovido con la oración, adquirimos una parte de la omnipotencia. En los primeros tiempos, se producían milagros como respuestas a la oración; aún se producen en la Iglesia Católica pero los protestantes han perdido ese poder. Sin embargo, es posible pasarse sin milagros ya que la Providencia ha decretado que el ejercicio de las leyes naturales producirá los mejores resultados posibles. De este modo, la creencia en Dios aún sirve para humanizar el mundo de la naturaleza y hacer que los hombres noten que las fuerzas físicas son verdaderamente sus aliadas. Del mismo modo, la inmortalidad suprime el terror a la muerte. La gente que cree que, al morir, alcanzará la gloria eterna; es de esperar que se enfrente con la muerte sin horror aunque, por fortuna para los médicos, eso no suele ocurrir siempre. Sin embargo, suele calmar un tanto los temores humanos aunque no los mitigue totalmente.
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La religión, puesto que tiene su origen en el terror, ha dignificado ciertas clases de miedo y ha hecho que la gente no las considere infortunadas. En esto ha ocasionado a la humanidad un gran perjuicio: todo miedo es malo. Creo que cuando muera me pudriré y nada de mi yo sobrevivirá. No soy joven y amo la vida. Pero me parecería indigno temblar ante la idea de la aniquilación. La felicidad no deja de ser verdadera felicidad porque tenga que tener fin, ni el pensamiento y el amor pierden su valor porque no sean eternos. Muchos hombres han subido orgullosos al cadalso; seguramente ese mismo orgullo nos enseñaría a pensar con sinceridad acerca del lugar del hombre en el mundo. Aún cuando las ventanas abiertas de la ciencia hagan que sintamos escalofríos al principio, después del grato calor hogareño de los humanos mitos tradicionales, al final, el aire fresco traerá vigor y los grandes espacios tendrán un esplendor propio.
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* “Escritos básicos”, T 1, pags. 294/295, Ed. Planeta-Agostini, Barcelona 1984. Trad. Luis Escobar Barreño.
H 40 – 02.03.2001
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Serie Creencias del mundo
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Por las grandes praderas de Manitú
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José Carlos García Fajardo*
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"Habéis visto el nuevo país que os traigo. La tierra se enrollará como una manta con todas las invenciones maléficas del hombre blanco: las cercas y las vías del tren, las minas y los postes telegráficos; y debajo estará nuestra tierra india con nuestros antepasados devueltos a la vida". Entonces, el hombre sagrado les enseñó una danza nueva y un canto nuevo. Ahora, bailemos esta Danza del Espíritu por todas partes, para enrollar la tierra y hacer que regresen los muertos.
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En esta tradición sioux se encierra el drama que concluiría en la masacre del riachuelo de Rodilla Herida, en 1890. En torno a 1879, el chamán Tavibo, de los paiutes de Nevada, profetizó un cataclismo, la resurrección de los antepasados y unas "tierras nuevas con pastos nuevos, búfalos y alces que remplazaran a la tierra vieja y gastada, profanada por el hombre blanco". Hacia 1888, el chamán Wovoka reavivó estas enseñanzas; predicó un estricto código ético y la paz con todos, y enseñaba una danza circular arrastrando los pies, en el sentido de las agujas del reloj, aprendida en una visión y que se propagó entre todos los pueblos indios que, desde antiguo, practicaban la Danza del Sol. Pero el gran pueblo sioux, con los dakota, crow, omaha, ponca, creyeron que había llegado la hora de la venganza contra quienes les habían obligado a abandonar los bosques y el cultivo del maíz antes de ser encerrados en las reservas por la codicia del hombre blanco que esquilmó las manadas de búfalos, disparándoles desde los trenes, sin tener hambre. El mayor genocidio de la humanidad, sólo comparable a la trata de esclavos, se realizó en América por europeos cristianos investidos de la misión de evangelizar y civilizar a aquellos "salvajes", ignorando sus tradiciones seculares. La expropiación de sus tierras sobre las que jamás comprendieron el concepto de "propiedad privada", pues "la tierra no pertenece al hombre sino que le hombre pertenece a la tierra", trastornó la sociedad india. Los confinaron en reservas, alcoholizándolos e introduciéndolos en el consumo de drogas que jamás habían utilizado sino en ceremonias rituales dirigidas por hombres santos.
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Hasta los pacíficos indios hopi, que se consideran los habitantes originales de América, lloran la plaga causada por los blancos. Danzan con máscaras que representan a los kachinas, espíritus de los antepasados, para acelerar la liberación de todos los indios Pueblo.
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También los navajos, el pueblo más numeroso, padecieron la masacre dirigida por Kit Carson, después de haberlos encarcelado como animales, reducido sus tierras y sacrificardo sus rebaños de ovejas. La cosmología de los navajos es una de las más ricas, así como la de los iroqueses. La religión es para mantener la vida en espera de ir a cazar en las praderas sin fin que Manitú guarda para sus pueblos. Desde el siglo XIX, los navajos son grandes consumidores de peyote para favorecer el renacimiento religioso sin el esfuerzo de las ceremonias tradicionales y la búsqueda de la visión. La familia lingüística algonquina, que incluye arapajoe, pies negros, cheyenne, delawere y ojibwa, participan del concepto religioso clave de manitú, lo misterioso, lo sobrenatural. Creen en un Dios supremo, Kitshi Manitú, que es columna del universo. (Bajo él están el Sol y la Luna, la Madre Tierra y los señores de los animales; La Gran Liebre es el culto a un héroe, creador y benigno; su gemelo el Lobo, representa a las fuerzas más oscuras.)
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Los indios Pueblo, (que habitan Arizona y Nuevo México), son pacíficos cultivadores del maíz que, en 1680, fueron aplastados por los españoles en nombre de la civilización y del dios de paz que les llevaban. Tienen un complejo ritual y hermosas tradiciones relacionadas con la agricultura, la fijación exacta de los solsticios y las dramáticas danzas con máscaras de los antepasados para representar la primavera y el invierno.
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Danza del sol
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Los pueblos indios de las Praderas celebran una ceremonia para señalar la renovación de la naturaleza. Representa la recreación del mundo, el paso de la muerte a la vida; las danzas y los cantos permiten a la tribu restaurar la armonía con la tierra que da sustento y con el Gran Manitú para tener alimentos y buena salud. También era ocasión para iniciar a los jóvenes en los "ritos de paso" de la pubertad a la juventud y poder asumir sus responsabilidades de adultos y de esposos.
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Era un rito de acción de gracias y de renovación pero se desarrolló como fuente de perfección espiritual para los capaces de sacrificio. Como medio de iniciación se construye una casa como modelo del universo que funciona. En el centro hay un gran poste (el eje del mundo, el árbol enraizado en la tierra que nos comunica con el cielo). Su piso es la tierra; sus cuatro paredes aluden a los cuatro puntos cardinales; su techumbre es la bóveda celeste. La alegoría del "sendero blanco", símbolo del paso por la vida, se plasma en el trazo marcado sobre el piso para indicar el camino de la vida que sigue el hombre hasta la puerta del Oeste donde todo termina, para favorecer el viaje de las almas hacia el mundo de los espíritus.
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Los participantes se someten a una purificación estricta en la "casa del sudor", ayunan, se pintan con rico simbolismo y se adornan con plumas que facilitarán el vuelo astral cuando entren en trance. Se proclama la muerte y la resurrección: sed atroz, mirar fijamente al sol, cantos graves y profundos. El sonido del tambor impulsa, la participación de la comunidad respalda.
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La danza entre los indios es equivalente a las plegarias y al culto en otras religiones. La casa del sudor era el medio de purificación que se llevaba cabo en una estructura cerrada con piedras calientes sobre las que se derramaba agua fría: los cuatro elementos de tierra, aire, fuego y agua actúan para prepararse a las grandes ceremonias de iniciación o de renovación. Así como para penetrar en la "tienda de la agitación" o en la "búsqueda de la visión" o para fumar la pipa de la paz.
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La búsqueda de la visión era una Institución muy extendida entre los algonquinos, los pueblo y otros. Se trata de poner a prueba a un joven, después de haberse purificado en la casa del sudor, el fumar sagrado y la oración intensa, la ordalía, el ayuno y la sed; además de un retiro en la montaña para enfrentarse a la soledad y al terror. A cambio, recibiría una visión de su espíritu guardián, a menudo en forma de animal; se le otorgarían poderes especiales y los códigos y tabúes que necesitará para curar, para defender o conducir al pueblo. Los chamanes asistían al neófito hacia su iluminación. Cuando decayó la cultura del guerrero, decayó la búsqueda de la visión por los medios tradicionales y se introdujo el uso del peyote que procede de las tierras al sur de Río Grande, patria del mescal y de los hongos divinos. En todos los pueblos indios floreció la medicina que practicaban los chamanes.
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Las pipas y materiales de fumar utilizados en el culto americano se designaban calumet. Fumar como medio de oración y de comunión se deriva de la pipa que aspira el chamán para estimular la visión extática. Los modelos indígenas de comprensión se reflejan en las historias de la pipa arquetípica. La más conocida es la de los sioux oglala que narra el regalo de la pipa por la Mujer Búfalo Blanca. Es bellísima. La pipa representa a la tierra, la vegetación, animales y pájaros. Orar con la pipa significa orar con y por todos. La custodian los indios en Dakota del Sur y jamás es mostrada; como tampoco lo es la pipa plana de los arapajoes. Se ofrece el humo a los seres celestes, a la tierra y a los cuatro puntos cardinales para recuperar la armonía de la naturaleza y con ella la salud y el sosiego.
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"¡Qué hermoso día para morir!" -exclama el guerrero indio ante un amanecer hermoso-. "¡Y poder cabalgar y cazar en las grandes praderas de Manitú!".
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* Profesor de Pensamiento Político y Social de la Universidad Complutense de Madrid y Presidente de la ONG Solidarios para el Desarrollo.
H 40 – 02.03.2001
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Suicidio
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Marié Rojas Tamayo
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El éxito del suicido depende del método elegido. Por supuesto, se ha de estar bien seguro de que se quiere dar ese paso, porque eso de quedarse a medias siempre da mala fama. Pero sigue siendo la forma de llevarlo a cabo lo esencial, nada de esos ahogos solitarios en la bañera, o ahorcamientos en hoteles de tercera clase con el pestillo pasado por dentro, para no hablar de las aberturas de venas en cementerios desolados, que sólo sirven para restarle poesía al momento supremo del suspiro de cierre, que jamás será escuchado por oído alguno, en este mundo o en el que tal vez nos espera. Nuestra última actuación debe ser digna, sin demasiadas alertas, prescindiendo de inútiles histerias que sólo promueven intentos de rescate -a veces exitosos-, eludiendo las multitudes, pero obligatoriamente ante un testigo, elemento imposible de obviar... quedaría todo en un vano performance si no se encuentra un espectador.
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Había elegido aquella carretera, a las doce de la noche. Contenía todo lo imprescindible: iluminación suave, pero suficiente, soledad para meditar y, lo más importante, el testigo, que en este caso sería el mismo que llevaría a cabo la acción de dejarla sin vida.
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Ya había dejado pasar dos autos, uno iba lleno de jóvenes bulliciosos, ajenos a toda angustia; el otro, conducido con demasiada precaución por una señora menopáusica. Ahora veía en la lejanía acercarse dos luces a la velocidad necesaria. Con los anteojos de visión infrarroja que había adquirido especialmente para la ocasión logró distinguir el rostro del chofer: un hombre maduro, tal vez casado y padre de familia... ¿qué haría en la carretera a esa hora? Quizás regresaba de una aventura extraconyugal, motivo de más para que no prestara la suficiente atención a la carretera...
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Fue sólo cuestión de un instante, la joven saltó literalmente frente al auto, con los brazos abiertos y más bien se dejó caer bajo las ruedas. Por más que trató de girar, frenar, intentar lo que fuera, el pesado armatoste metálico le pasó por encima, frenando a unos metros de distancia con un patinazo que casi lo hace volcarse, rugiendo con gañido de bestia enferma.
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El hombre abrió la puerta y corrió. Estaba muerta, definitivamente ida. Su cuerpo exánime rebelaba a una mujer casi adolescente, delgada y de cabellos claros, que de no estar cubierta de sangre tal vez sería bella en su sueño eterno. Y ahora ¿qué hacer?... Llevarla a un hospital no le conduciría más que a una noche de papeleo interminable que terminaría en la prisión, para no hablar de sus hijos, de su esposa... del simple hecho de tener que declarar que estaba en esa carretera a esa hora cuando era obvio que no era el camino de regreso de su oficina, sino de la casa de ya se sabe quién...
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"Adiós, muñeca", dijo apartando un mechón de la pálida frente de la muchacha. Y sin más culpas que saber que llevaría ese secreto para siempre consigo, encendió el auto y partió, a donde lo esperaba la cálida cena, la tarea escolar de los hijos, ensayando la expresión que asumiría cuando el noticiero del día siguiente anunciara la anónima víctima descubierta en una carretera solitaria.
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Ella vio el auto perderse en la lejanía.
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Pasados unos segundos, se incorporó, fue en busca del bolso que había dejado oculto entre los matorrales y con la ayuda de una toalla y una botella de agua se limpió las huellas de su propia sangre. Luego sacó una muda limpia, se cambió, amparada por las sombras y guardó en una bolsa plástica las ropas y la toalla, que luego se encargaría de botar en cualquier basurero lejos del lugar elegido para su vigésima muerte.
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Había descubierto su extraño poder de resucitar, de regresar, de regenerarse, o de como diablos quisieran llamarlo, cuando hizo su primer intento de suicidio. Esta vez había escogido mal, una sobredosis en unos asquerosos baños públicos. Por suerte regresó a tiempo de enmendar el error. Lo intentó de nuevo, con mejores píldoras, en un parque, al lado de un borracho, y regresó a tiempo de verlo huir aterrorizado... Desde entonces había tomado el hábito de presenciar su propia muerte, a modo de liberarse del estrés, de las presiones, al menos una vez por semana.
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Había ido perfeccionando los métodos, escogiendo los lugares, descubierto la importancia de elegir un testigo, transitado desde una terminal de trenes en su último viaje hasta una noche de hotel junto a un desconocido. Lo que más le agradaba era observar las expresiones de los elegidos: culpa, remordimiento, repulsión, miedo, tristeza... éste último había sido casi tierno, por un momento sintió el temor de que cargara con ella hasta un hospital, todavía recordaba aquella noche en que tuvo que aguardar hasta quedar sola en la morgue.
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Acomodándose el pelo con las manos, comenzó a hacer auto stop. La idea de lanzarse desde el techo de un rascacielos le cosquilleaba la mente hacía unos días, pero le tenía cierto respeto a las alturas...
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Copyright © 2003 by Marié Rojas Tamayo.
Este trabajo no fue publicado en Heráclito Filosofía y Arte.
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Los dos reyes y los dos laberintos *
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Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja alguna, pero le dijo al rey de Babilonia que él en Arabia tenía otro laberinto y que, si Dios era servido, se lo haría conocer algún día. Luego regresó a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia con tan venturosa fortuna que derribó sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo amarró encima de un camello veloz y lo llevó al desierto. Cabalgaron tres días, y le dijo: “¡Oh, rey del tiempo y substancia y cifra del siglo!, en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que te veden el paso”.
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Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en mitad del desierto, donde murió de hambre y de sed. La gloria sea con aquel que no muere.
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* Jorge Luis Borges, “Obras completas”, tomo I 1923-1949, pag. 607, Emecé, Barcelona 1996.
H 39 – 23.02.2001
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Rabindranath Tagore *
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1 Pájaros perdidos de verano vienen a mi ventana, cantan,y se van volando.Y hojas amarillas de otoño, que no saben cantar,aletean y caen en ella, en un suspiro.
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2 Vagabundillos del universo, tropel de seres pequeñitos,¡dejad la huella de vuestros pies en mis palabras!
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3 Para quien lo sabe amar, el mundo se quita su careta deinfinito. Se hace tan pequeño como una canción, como unbeso de lo eterno.
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4 Las lágrimas de la tierra le tienen siempre en florsu sonrisa.
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5 El desierto terrible arde todo por el amor de una yerbecita;y ella le dice que no con la cabeza, y se ríe, y se vavolando...
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6 Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejaránver las estrellas.
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7 En tu camino, agua bailarina, la arena te pordioseatu canción y tu fuga.¿No quieres tú cargarte con la coja?
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8 Tu cara anhelante persigue mis sueños como la lluvia porla noche.
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9 Una vez, soñamos los dos que no nos conocíamos. Y nosconocíamos. Y nos despertamos a ver si era verdad que nosamábamos.
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10 Como el anochecer entre los árboles silenciosos, mi pena,callándose, callándose, se va haciendo paz en mi corazón.
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11 No sé qué dedos invisibles sacan de mi corazón, como unabrisa ociosa, la música de las ondas.
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12 Mar, ¿qué estás hablando?-Una pregunta eterna.-Tú, cielo, ¿qué respondes?-El eterno silencio.
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13 ¡Oye, corazón mío, los suspiros del mundo, que estáqueriendo amarte!
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14 El misterio de la vida es tan grande como la sombra enla noche. La ilusión de la sabiduría es como la niebla delamanecer.
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15 No te dejes tu amor sobre el precipicio.
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16 Me he sentado, esta mañana, en mi balcón, para ver elmundo. Y él, caminante, se detiene un punto, me saluda yse va.
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17 Menudos pensamientos míos, ¡con qué rumor de hojassuspiráis vuestra alegría en mi imaginación!
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18 Tú no ves lo que eres, sino su sombra.
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19 ¡Qué necios estos deseos míos, Señor, que están turbandocon sus gritos sus canciones! ¡Haz Tú que solo sepa yoescuchar!
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20 No soy yo quien escoge lo mejor, que ello me escoge a mí.
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21 Si me está negado el amor, ¿por qué, entonces, amanece;¿por qué susurra el viento del sur entre las hojas http://amediavoz.com/TAGORE.jpgrecién nacidas?Si me está negado el amor, ¿por qué, entonces,la medianoche entristece con nostálgico silencio a las estrellas?
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22 Sé que esta vida, aunque no madure el amor, no está perdida del todo.
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23 ¡No sea yo tan cobarde, Señor, que quiera tu misericordia en mi triunfo,sino tu mano apretada en mi fracaso!
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* Poeta, filósofo y pintor indio nacido en Calcuta en 1861. Hijo de un líder Brahmo Samaj, fue el menor de catorce hermanos. Recibió la educación básica en casa donde existió un gran ambiente intelectual. A los diecisiete años fue enviado a Inglaterra para completar su educación; sin embargo, interrumpió los estudios cuando asistía a University College de Londres y regresó a su país para matricularse en escuela experimental en Shantiniketan. La primera parte de su obra está contenida en "Carta de un viajero en Europa" 1881, "Canciones del atardecer" 1882 y "El despertar de la fuente" 1882. Después de su matrimonio en 1883, continuó su larga carrera literaria, destacándose especialmente como poeta, con obras como "Gitanjali" 1912, "El Jardinero" 1913, "Luna Creciente" 1913, "Punashcha" 1932, "Shes Saptak" 1935, y "Patraput" 1936. En 1912 regresó a Londres, en 1913 recibió el Premio Nobel de Literatura y en 1915 fue nombrado Caballero por el Rey Jorge V. Murió el 7 de agosto de 1941.
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Este trabajo no fue publicado en Heráclito Filosofía y Arte.
