Heráclito 69

Este es un divertimento literario en grado de tentativa. Un borrador de lo que alguna vez será un libro, o quizá el capítulo final de a mi Último Testamento.

Ensayo para una Segunda Creación

Eduardo Dermardirossian

Uno

1 Y fue así que dijo Sentencia:

2 La semana tendrá tres días que serán viernes, sábado y domingo. Los restantes desde ahora mismo son extintos. El viernes trabajarán los hombres y los sábados y domingos descansarán y serán días de ocio.

4 Cuatro serán las estaciones: primavera, verano, otoño e invierno, y cada una de ellas durará trece semanas y cuando todas se hayan sucedido las unas a las otras, la tierra habrá rotado por una vez en torno al sol.

5 La vida de los hombres durará tantas estaciones cuantas ellos puedan habitar gozosos en la tierra y a partir de entonces ellos vendrán a Mí.

6 Y así se sucederá el tiempo en Mi Reino, hasta que yo lo quiera.

Dos

1 Y quiso que la tierra tuviera valles y montañas y que sólo fuera la luz. Que los suelos fueran fértiles y prodigaran su fruto para alimento de los hombres y otros seres. Quiso también separar las aguas y poblarlas de peces para que hubiera pescadores entre los hombres.

2 Y los humanos seres fueron varón y mujer, para que copulando engendraran hijos y se perpetuara la especie de los hombres.

3 Los hizo perfectos, semejantes a Sí. Y fue su mandato que en la jornada del viernes nadie recogiera más alimento, abrigo y casa que la que necesitara para su subsistencia de ese día y de los dos siguientes.

4 Creó a la serpiente, que se alimentó del polvo. Y también al león, que se alimentó con hierbas. Y así también creó a todas las especies, las cuales se alimentaron de las dádivas de la naturaleza, mas no las unas de las otras.

5 Y también dispuso que no hubieran calamidades ni pestes y que en Su Reino ninguna creatura conociera el castigo.

6 Y Él habitó en la Creación entre los hombres y las bestias, mas sin gobernarlos.

7 Y fue una desde entonces la morada de Dios y de los hombres.

Tres

1 El universo todo fue creado a un tiempo, los cielos y las estrellas, las constelaciones y los misterios. Mas los hombres sólo supieron de la tierra. Conocieron sus frutos y vieron que el Creador había sido generoso. Vieron también que no sabían de padecimientos y que no había mas Ley que la que fue dicha.

2 Las aves ofrendaron sus cantos igual a Dios que a los hombres y las flores regalaron sus colores y perfumes a todos. Y el arcoiris fue manto del Señor y capa de los hombres y mujeres.

3 No se buscó rey ni gobernante. No leyes, no mandatos. No había menester de puertas ni cerrojos, de cofres ni guardianes.

4 No bien, no mal. No justo ni injusto. Del pecado no se supo, tampoco de la culpa y del castigo. Era el nuevo amanecer del hombre y del mundo, del cielo y las constelaciones.

Cuatro

1 Y los hombres vivieron en los valles y algunos también en las montañas. Dieron a luz para bendición de sus hijos y no hubieron de sembrar para que la tierra les prodigara sus frutos ni conocieron de arte ni artificio para escuchar los cantos de los pájaros y ver los colores de la luz. Fueron gozosos de habitar la tierra y de compartir sus dádivas. Y nada fue de nadie y todo fue de todos. Y les complacía ver que junto a ellos el Señor colectaba frutos para Su alimento y que sonriente y con paternal mirada contemplaba la Creación y hallaba solaz en su armonía.

2 El transcurso de las estaciones tornaba más sabios a los hombres y mujeres, quienes con el correr del tiempo parecíanse al Creador cada día más. Hasta que llegado el día volvían al Señor para fundirse gozosos en Él y conocer entonces cuanto había en la Creación más allá de la tierra. Entonces lo sabían mas no antes, para que siendo inocentes no apetecieran lo innecesario para su contesto. Y a quienes ya habían regresado les era dado transponer el espacio y viajar a través de los soles y de las distancias.

3 Y así fue que en la Creación el hombre no acumuló los bienes de la naturaleza, no conoció riqueza ni pobreza. No supo de aflicción ni de pesares. Y fue contento. Y sólo cuando hubo de sabiduría conoció los misterios como Dios mismo. Fue gozoso el hombre en la Creación y no supo de muerte.

Cinco

1 Y un día el Señor llamó a todos los hombres y mujeres y a los hijos de éstos y a los hijos de sus hijos también, para que juntos todos oyeran de Su boca cuanto quería decirles. Y para eso creó la palabra, para que siendo una para todos ellos se entendieran y conociera cada quien el corazón del otro. Mas vi0 el Señor que aún siendo una la palabra los hombres no se entendían mutuamente. Y vio también que era la palabra el instrumento del engaño. Que era mala y que una total desazón se había aposentado en los hombres. Que ya no reían y que la palabra era alojo para el ardid y para el engaño. Que los unos quisieron apropiarse del alimento y del abrigo de los otros, desoyendo el mandato que les había sido dado en su día.

2 Supo el Señor que cuanto había hecho ya no era bueno y por eso lloró y supo del dolor. Supo también que aquellos hombres ya no enderezarían su camino.

Seis

1 Y estableciendo el castigo ordenó que todos fueran expulsados de esa tierra y también fue Su voluntad que quienes por haber regresado a Él ya eran sabedores de los misterios, cegaran y enmudecieran para que el mal no fuera.

2 Y éstos últimos nombraron amo a uno de entre ellos y le llamaron Satán.

3 Desde entonces Dios habitó solo la Creación y ya no conoció contento porque las mujeres parieron para maldición y los hombres se apoderaron unos de lo que era de los otros y la lengua confundió a todos y fue para maledicencia.

4 Dios miró en derredor y vino a Su memoria la obra que antes había destruido. Miró allende Su ciencia y vio que no veía.

5 Mas le fue dado sentir que un lugar más allá del universo le era ignorado y su amo también. Elevó Sus brazos para alcanzar ese lugar más allá del infinito y caminó por los cielos para llegar a él, pero Sus brazos no alcanzaron y la fatiga lo abatió.

6 Y miró por otra vez más allá de lo creado y nuevamente vio que no veía. Cayó entonces de rodillas y elevó una oración al dueño de lo ignoto. No se sabe si fue oído Dios en Su plegaria.

Siete

1 Negras nubes cubrieron el universo y tronó por doquier. Y un rayo que partió allende el infinito fulminó a Dios y fue entonces otra vez que la calma se aposentó del Reino.

Ocho

1 Regresaron los hombres y mujeres y los hijos de ellos para alabar con palabras al Amo Nuevo. Mas no le conocieron.

2 Tejieron alabanzas en grandes pergaminos que guardaron bajo llaves en número de siete, para que en su día honraran con palabras al Señor de lo ignoto. Mas no le conocieron.

3 Ornaron con las flores altares y mesadas, elevaron plegarias, presentaron ofrendas, hicieron sacrificios para gustar al Amo. Y no le conocieron.

4 Y transitaron sendas que ellos desbrozaron para alcanzar destinos nunca antes conocidos. Agregaron heredad a heredad que ahora poseyeron, dejando sin abrigo a sus iguales. Hubieron el pan mas no lo dieron y vieron que el hambre se enseñoreó de los prados otrora florecidos. Supieron que había otros a ellos semejantes, mas no les conocieron.

5 Parieron de sus vientres príncipes y señores. Y comieron el pan amasado por otros.

Nueve

1 Nacido que hubo Jacinto, emprendieron camino los hombres y mujeres mendicantes y hambrientos, trasponiendo los montes, los valles y los mundos, transitando por cielos y fatigando sendas que a otros doblegaron. Y llegaron al trono y a la presencia del Amo Nuevo. Elevaron sus voces e imploraron. ¿Qué fue dicho entre dientes y llanto? ¿Acaso fue Sentencia que pidieron? ¿Fue condena, fue mando? No se supo qué dijeron los hombres mendicantes. Mas una cosa es cierta: ya no hubieron coronas ni tronos ni heredades. Ni hambre ni mendigos ni príncipes hidalgos. Y amaneció soleada la siguiente jornada y fue Jacinto quien bendijo las aguas.

2 Y los vientres parieron hijos para alabanza, para honrar a sus padres y levantar altares a las tierras feraces, a las aves que cantan, a las flores que ornan los ropajes y el aire.

Diez

1 Y cuando las niñas llegaron a la fuente para llenar sus cántaros, un ave arcoiris las recibió con cantos y peinó sus cabellos y las miró a los ojos llenándolos de gozo. ¿Quién era el ave? ¿De quién era emisaria? Buscaron en la tierra, buscaron en los cielos.

2 Y fue en sus adentros que hallaron a Jacinto esculpiendo en el mármol el corazón de un hombre.

3 Pregunto todavía ¿le conocieron? Sólo sé que le hallaron.

Hecho el depósito Ley 11723
H 83 – 28.12.2001



El saber del mito, Claridad, Bs. As. 1998, págs. 105 a 111.

“Ein-stein” destrona a Crono

Ana Zetina y Jorge Bosia

En éstas últimas décadas la humanidad ha estado liberando energías que se encontraban “prisioneras” en el interior de la materia. La hipótesis que deseamos plantear (...) sugiere que esta tarea podría interpretarse como liberación de algunos de los hijos de Urano y Gea que permanecían prisioneros en el Tártaro, otro de los nombres del mundo subterráneo. A Zeus le resultaba indispensable aliarse con algunos de los seres retenidos allí por Crono y, en consecuencia, liberarlos para poder vencer al propio Crono y sus hermanos, los Titanes. Esto es muy revelador: la luz necesita liberar ciertos aspectos oscuros y ocultos para triunfar. Nuestra hipótesis afirma que es muy probable, entonces, que en estos momentos se están liberando esos seres. Si ese es el caso esperemos que Zeus mantenga el orden cósmico...

(...) El siglo XIX conformó un mundo regido por Crono. También todo el siglo XX es manifiestamente Saturnino en muchos aspectos. Estamos esclavizados al reloj, al trabajo, a una forma de vida llena de limitaciones que surgen de nuestra propia organización. Probablemente intervenga Zeus en cualquier momento... Y si es así tendríamos que disponer de ciertos indicadores.

En algunos campos Crono ya ha sido destronado. Efectivamente, en los siglos XVIII y XIX, marcados por la obra gigantesca de Newton, el sentido común y la ciencia en general, toman por absoluto al tiempo, es decir: a Crono. Galileo y Newton habían postulado la relatividad del espacio, pero no la del tiempo. En el paradigma de la ciencia moderna el tiempo es absoluto, no está condicionado por nada, es una constante incondicionada.

Sin embargo, la situación cambia desde principios del siglo XX. Einstein logra remover al tiempo de su trono absoluto. Einstein lo convierte en una variable más, relativiza su papel. Con lo cual estamos insinuando que Einstein sería la primera avanzada de Zeus en esta posible “titanomaquia” contemporánea.

Hay una confirmación verdaderamente sorprendente de esta interpretación. (...) Zeus, para destronar a Crono, entró en connivencia con Rhea, su madre y esposa de Crono. Como éste devoraba a sus hijos a medida que nacían, resolvieron engañarlo dándole una piedra envuelta en pañales como si se tratara de Zeus bebé, para que se la tragara. Y el plan resultó exitoso. Como sabemos, Crono tragó y luego vomitó la piedra y, con ella, surgieron intactos todos los hermanos de Zeus, quienes alzándose contra su padre al mando de Zeus, terminaron por derrocarlo.

Una piedra, este fue el punto inicial de la operación. Lo sorprendente de todo esto es que ‘Einstein’ (o “ein stein”) significa, en alemán, “un(a) piedra”. Einstein es “la piedra” que permite el derrocamiento del tiempo absoluto. Cuenta Einstein que las intuiciones iniciales que lo llevaron a la teoría de la relatividad, se le ocurrieron cuando se imaginó a sí mismo montado en un rayo de luz. Recordemos que ‘Zeus’ significa “luz” y su atributo es el rayo.

El mito no nos aclara el destino de Rhea; sin embargo, la diosa aparece luego en muchos episodios. Pareciera que su figura tendió a concentrar un sentido alto o depurado de Crono mismo. Tendremos que estar atentos para ver qué ocurre con el devenir, simbolizado por Rhea.

Cabría preguntarse seriamente si estamos viviendo ya en la titanomaquia. Pareciera que en nuestra época el reino de Zeus todavía no se estableció. Su instalación puede demandar siglos o milenios, con marchas y contramarchas. En algunos contextos puede producirse antes que en otros. Lo que nosotros sabemos está centrado en el campo de la ciencia física, donde se ve con cierta claridad la sustitución de Crono como instancia absoluta. En los últimos años de nuestro siglo (los autores se refieren al siglo XX, N. de la R.) parece insinuarse “el fin de la era del trabajo”, entendiendo ‘trabajo’ en el sentido del siglo XIX: línea de producción, trabajo en serie, horarios férreos, sindicatos multitudinarios, etc. Sin embargo, el fenómeno es demasiado reciente y delimitado aún como para poder interpretarlo como un episodio de titanomaquia.

Atrapando la luz

Encontramos otros indicios acerca de la titanomaquia siguiendo la historia de la investigación sobre la naturaleza de la luz. Sólo en los últimos 200 años se empezó a trabajar y a experimentar para saber qué es la luz y cómo funciona. Los hitos en esta búsqueda son los trabajos de Newton y de Einstein.

(...) Hemos mencionado que el destronamiento de Crono por Zeus podría asociarse al destronamiento de la física clásica de Newton por la teoría de la relatividad de Einstein. En la física clásica de Newton, cuyo reinado coincide con el período de predominio de Crono –en el siglo XIX- la luz es un elemento más, poco conocido, aunque Sir Isaac le dedicó interesantes investigaciones. La constante principal es el tiempo, por eso decimos que es el reinado de Crono. En esta idea cosmológica que hace del mundo algo tan semejante a un reloj, el tiempo es absoluto, uniforme y se lo imagina como una línea recta indefinida. Einstein, en cambio, relativiza el tiempo respecto del sistema en el cual se lo está observando y coloca, en su lugar, como constante, a la luz. Dentro del contexto inaugurado por la teoría de la relatividad no puede haber velocidades mayores a la de la luz. En ese sentido la velocidad de la luz pasa a ser el absoluto o la constante; y energía, masa, tiempo y espacio, se ubican como variables dentro del sistema.

Es importante decir que con este paso Einstein elimina toda subjetividad en la Física. Con Einstein estamos en el reinado de la ley. En este sentido, Einstein lleva al máximo desarrollo el proyecto de la ciencia y de la filosofía modernas de eliminar al sujeto de la teoría. Con él reina absolutamente la ley en el sentido de la descripción matemática de los fenómenos. Pero aunque la velocidad de la luz es la variable independiente, también está sometida a la legalidad del sistema, al orden universal instaurado por la propia teoría. Esto puede verse en el hecho de que la velocidad es medible, es un número. No reina en el sentido en que reinaba el tiempo en la teoría newtoniana, como un supuesto de orden metafísico más allá del sistema mismo. Ahora la velocidad de la luz es un límite constante que no se puede superar y esa es la condición para que el sistema funcione. Vemos pues, que con Einstein se instala el reinado de la ley matemática en la naturaleza. En ese nivel se da el reinado de Zeus, asociable no sólo con la luz, sino también con la ley *.

La llamada ‘teoría de la relatividad’ lleva, en realidad, un nombre totalmente engañoso; en el sentido de que muestra lo opuesto a lo que realmente está instalando. Está instalando el reino de la ley. Todo pasa a ser relativo en la legalidad del sistema. La única constante independiente es la velocidad de la luz, que se puede medir. Entonces, todos los puntos de vista pasan a ser relativos y, especialmente, el tiempo pasa a estar incluido como una variable relativa al sistema de referencia. ¿Implica esto que el devenir (Rhea) pierde vigencia? No, pero, a diferencia del reinado de Crono, el gobierno de la luz no conduce a la mecanización del Cosmos, y tiene que convivir con sus hermanos Poseidón y Hades, defensores de la indeterminación y la invisibilidad, que logran sentar sus reales en los dominios de la teoría cuántica.

Nos esperan más sorprendentes analogías sobre el derrocamiento de Crono (el tiempo absoluto) por Zeus (la velocidad de la luz), gracias a “una piedra” (Einstein). El padre de Einstein tenía un taller de electrotecnia; lo que nos recuerda a los Cíclopes que son quienes le forjan el rayo, el trueno y el relámpago a Zeus. Además, Einstein nació en la ciudad de Ulm, en Alemania, famosa por los “maestros cantores” (y él, a su vez, también era músico). Lo curioso es que, luego de darle a Crono la piedra envuelta en pañales, Rhea dejó a Zeus, escondido, al cuidado de unas ninfas en Creta; allí, mientras era amamantado por la cabra gigante Amaltea, lo protegían unos personajes entre infantiles y juveniles, los Curetes, cuya función era cantar y hacer ruido para evitar que Crono, que lo andaba buscando para tragárselo prolijamente, escuchara sus llantos.

El logro einsteiniano tiene su paralelo en el campo de lo político, como habíamos esbozado ya más arriba. La cualidad “relativista” de Zeus tiene fundamental importancia respecto al aspecto político que encarna este dios. Zeus, como Dios supremo, es una imagen primordial del gobernante. Pues bien, lo que la matriz mítica griega está instalando en la mente de la humanidad es la idea fundamental de que debe gobernar la ley misma. Zeus simboliza la ley. Por tanto está sometido a sí mismo. Lo que gobierna no es su voluntad, sino la ley, que relativiza a todas las partes. Zeus reina; pero no hace lo que quiere porque las Moiras no están sometidas a su poder. ‘Moira’ significa “parte”, y son ellas las que le dan a cada uno –incluso a los dioses- la parte que le toca.

La matriz judeo-cristiana, en cambio, enfatiza la voluntad de Dios. En esta matriz mítica la ley depende de la voluntad. Dicho de otro modo, Zeus es el Dios supremo, pero no es “todopoderoso”; en cambio el Dios judeo-cristiano sí lo es (...).

Aristóteles sostenía que el tiempo era una propiedad de las cosas; pero en el siglo XIX la idea se había invertido ya completamente y el tiempo se consideraba como independiente de los objetos. La teoría de la relatividad sostiene ahora que el tiempo y las cosas se hacen dependientes del sistema de referencia, es decir, del contexto en que nos movemos.

El lenguaje común es más fiel a Aristóteles que a la teoría de Newton. Nosotros decimos: “tengo 44 años”, y eso es coherente con Aristóteles y, en cierto modo, con Einstein; pero es incoherente con la teoría de Newton. Para Newton yo no tengo nada, sino que estoy en un continuo temporal. El tiempo, en todo caso, me tiene a mí; me “subo” en el tiempo y cuando me muero, me “bajo” del tiempo y el tiempo sigue su camino sin mí. Esta es la idea del tiempo desde el siglo XVIII, la que damos por supuesta, porque durante los últimos 300 años la fuimos asimilando; en nuestro idioma, en cambio, la idea que subyace es todavía aristotélica, tal vez debido a que nuestro idioma se formó cuando el pensamiento de Aristóteles dominaba la conciencia occidental. La teoría de la relatividad todavía nos resulta demasiado extraña como para plasmarse en el lenguaje.

* No se debe confundir la revolución einsteiniana con la que protagoniza la física cuántica. Ésta sí comienza a dar los primeros pasos para integrar al “sujeto” u observador en la teoría.
H 83 – 28.12.2001



Occidentalizados

Adrián Mac Liman

En los últimos meses, miles de adolescentes de Oriente Medio han decidido boicotear los símbolos de la civilización americana. Detalle interesante: en la mayoría de los casos, se trata de hijos de familias "occidentalizadas", tanto cristianas como musulmanas, que suelen defender los valores y el modo de vida de los países industrializados.

A Hassan Jaber no le gusta el mundo en que vive. No le gustan las imágenes que desfilan desde hace unas semanas en la pantalla de su televisor, ni los ditirámbicos discursos de los ulemas de la Universidad islámica de al-Zahar, los zigzagueantes discursos de los gobernantes árabes, los inesperados cambios de humor de sus compatriotas. "Se avecinan tiempos difíciles", confiesa amargamente este ejecutivo de El Cairo educado en Cambridge.

Hace apenas un año, Hassan no tenía inconveniente alguno en hacer alarde de su condición de musulmán moderno, su elegante coche americano, su integración en los círculos de expatriados occidentales, su pertenencia a varios clubes selectos de la capital, su posición de directivo de una gran multinacional estadounidense. Empezó a notar los cambios en noviembre de 2000, cuando su hija quinceañera se negó a acompañarle a la inauguración del festival de cine "made in Hollywood" organizado por el centro cultural americano. "Papá, no te olvides de que esta gente es cómplice de quienes matan a nuestros hermanos palestinos", advirtió Ruba, la hasta entonces inocente "niña de la casa". Pocos días después, cuando se le ocurrió llevar a la familia al "Burger King", la criatura volvió a poner el grito en el cielo. "A esos, ¡ni un dólar! Sólo faltaría; este es un país árabe, padre. No los necesitamos; ¡que se vayan!"

No se trataba de una reacción aislada; en los últimos meses, miles de adolescentes de Oriente Medio decidieron boicotear los símbolos de la civilización americana. Detalle interesante: en la mayoría de los casos, se trata de hijos de familias "occidentalizadas", tanto cristianas como musulmanas, que suelen defender los valores y el modo de vida de los países industrializados. Hassan Jaber es el típico exponente de esta minoría atípica, que se ha convertido en un fenómeno social.

Los "occidentalizados" egipcios, jordanos, palestinos o saudíes viven en sus carnes el conflicto cultural. Se les han enseñado las ventajas y virtudes de civilizaciones ajenas, la filosofía europea y la historia del Nuevo Mundo, las matemáticas modernas y los rudimentos de las nuevas estrategias empresariales. Persuadidos de la supremacía del pensamiento occidental, los Hassan Jaber de la cuenca sur del Mediterráneo y los emiratos del Golfo tratan de prepararse para el inminente choque de civilizaciones anunciado en su momento por Samuel Huntington, historiador y politólogo estadounidense que hizo suya la metáfora del afamado arabista Bernard Lewis, gran conocedor y admirador de la cultura islámica.

En efecto, al hablar del "choque de civilizaciones", Lewis se limitaba a lanzar una advertencia al mundo occidental. Una señal de alerta, destinada a corregir el tiro, a prevenir una posible hecatombe. No fue éste el propósito de Huntington, autor de teorías catastrofistas sobre la rivalidad entre Oriente y Occidente, sobre la inminencia de un enfrentamiento.

Si bien los primeros síntomas de cansancio del mundo árabe-musulmán coincidieron con el inicio de la Intifada de al-Aqsa, con los sangrientos episodios de septiembre y octubre de 2000, cuando en ejército israelí dio muerte a decenas de palestinos, los temblores del auténtico terremoto empezaron a notarse a partir de los ataques perpetrados el 11 de septiembre. Esta vez, ya no se trataba de un simple ejercicio filosófico, de tomar partido a favor o en contra de Occidente, a favor o en contra de Islam. El mundo, según el propio Presidente Bush, quedaba dividido en dos: "nosotros", los defensores de la civilización, y "ellos", los partidarios del terror y el mal. La malherida Norteamérica exigía una respuesta contundente, una réplica que llegó a materializarse el 7 de octubre. A partir de aquel instante, los "occidentalizados" que viven en tierras del Islam tratan de compaginar su amor y respeto por la cultura trasplantada a otras latitudes por misioneros y emisarios de la cristiandad con el pragmatismo de quienes pretenden sobrevivir en el mundo árabe, su mundo, un mundo el plena mutación.

Algunos reconocen, al igual que Hassan Jaber, que la mezcla de soberbia y falta de visión política de los estadistas occidentales han llevado a la radicalización de las masas, a la acentuación de las diferencias socio-culturales entre Oriente y Occidente. Que en las circunstancias actuales, resulta cada vez más difícil contemplar la convivencia, hablar de paz en Oriente Medio, aceptar las tergiversaciones del Gobierno israelí, hasta ahora "aliado privilegiado" de Washington, los clichés impuestos por los medios de comunicación occidentales y, por ende, la perspectiva de la expansión del conflicto a otros países de la región.

En la mayoría de los casos, ya no se trata de aceptar o rechazar la argumentación de Osama bin Laden o de su movimiento. Lo que se pretende es adoptar una postura crítica ante las cuestiones clave que generan el equívoco actual: el problema palestino, el diálogo intercultural, los modelos sociales enfrentados. La aparente incompatibilidad de los enfoques se ha puesto de manifiesto a través de un sinfín de reacciones "negativas" o, tal vez, mal interpretadas por los analistas occidentales, incapaces de comprender la abismal diferencia entre la alianza estratégica de 1991, cuando se trataba de liberar un territorio islámico conquistado por la fuerza, y las reticencias de algunos regímenes árabes moderados a la hora de sumarse a una coalición que, según ellos, se limita a librar batalla a un país islámico "hermano".

El desconcierto se suma, en este caso concreto, a la profunda y sincera desilusión de los gobernantes árabes, quienes confiaban, allá por la década de los 90, en la rápida solución del conflicto palestino-israelí. Fue ésta una de las promesas formuladas por George Bush, padre del actual Presidente norteamericano, una de las promesas incumplidas por el "gran aliado".

Hoy en día, Oriente Medio está atravesando por uno de los momentos más delicados de su historia. A la constante fanatización de las masas, que no disimulan su desengaño ante la llamada "carencia de valores espirituales" de Occidente, se añade la incapacidad (o falta de voluntad) de los políticos de hallar repuestas válidas para abandonar el callejón sin salida del inacabable conflicto israelo-árabe. Hoy en día, los titubeos y la ambivalencia de los "occidentalizados" difícilmente encuentran en el Islam.

* Escritor y periodista miembro del Grupo de Consultas sobre Oriente Próximo de la Universidad de La Sorbona.
H 83 – 28.12.2001



Navidad coránica

Compartimos con nuestros lectores el mensaje que Heráclito recibió de la Mezquita At-Tauhid con motivo de la Navidad. El texto corresponde al Corán, Sura 19: aleyas 16 a 34.

16. Y recuerda en la escritura a María cuando se retiró de su familia a un lugar oriental.

17. Y tendió un velo para ocultarse de ellos. Le enviamos Nuestro Espíritu y éste se le presentó en una forma humana perfecta.

18. Dijo ella: "Me refugio de ti en el Compasivo, si es que eres piadoso".

19. Dijo él: "Yo soy sólo el enviado de Tu Señor encargado de agraciarte con un hijo inmaculado".

20. Ella le dijo: "¿Cómo puedo tener un hijo cuando ningún hombre me ha tocado ni soy una indecente?”

21. Dijo: "Así será". Tu Señor dice: "Es cosa fácil para Mí a fin de hacer de él un signo para la gente y muestra de Nuestra misericordia". Es cosa decidida".

22. Mas cuando le concibió, se retiró con él a un lugar apartado.

23. Los dolores del parto la llevaron junto al tronco de una palmera. Dijo: "¡Ojalá hubiese muerto antes de esto, y que hubiese sido olvidada completamente!"

24. Entonces, el niño le llamó debajo suyo diciéndole: "¡No te apenes, porque tu Señor ha hecho correr un arroyo a tus pies!

25. Y tira hacia ti el tronco de la palmera y ésta hará caer sobre ti dátiles maduros, frescos.

26. ¡Come, pues, bebe y consuélate! Y si ves a alguna persona, dí: "Por cierto que he hecho un voto de silencio al Graciabilísimo, y hoy no hablaré con persona alguna!"

27. Regresó a su pueblo cargándole. Y le dijeron: "¡Oh María! ¡Has hecho algo inaudito!

28. ¡Oh hermana de Aarón! ¡Tu padre no era mala persona ni tu madre una indecente!"

29. Entonces les indicó que interrogaran al niño, y le dijeron: "¿Cómo hablaremos a un niño que aún está en la cuna?"

30. Entonces (el niño) les dijo: "¡Por cierto que soy el siervo de Dios, quien me ha dado la Escritura y ha hecho de mí un Profeta.

31. Me ha bendecido dondequiera que me encuentre y me ha ordenado la oración y el diezmo mientras viva,

32. y que sea piadoso con mi madre. No me ha hecho soberbio ni malvado.

33. La paz fue conmigo el día en que nací, lo será el día en que muera y el día en que sea resucitado".

34. Tal es Jesús, hijo de María.

H 83 – 28.12.2001



Intercambio y saludos

No acostumbramos reproducir en estas columnas los múltiples saludos, felicitaciones y halagos que nos hacen llegar nuestros lectores y colaboradores; razones de austeridad y pudor nos lo impiden. Con ello también evitamos dar a la luz algunos reproches que buenamente nos hacen llegar desde diferentes lugares de la aldea humana. Pues bien, quebramos por una vez esa regla autoimpuesta y reproducimos el intercambio epistolar habido entre el director de Heráclito y de Solidarios para el Desarrollo.

Estimado José Carlos García Fajardo:

Antes de ahora tuvimos ocasión de intercambiar mensajes y de publicar recíprocamente nuestros artículos en el boletín semanal de Solidarios y en Heráclito. Y no obstante el oceáno que media entre Argentina y España, hemos podido sentir nuestros comunes anhelos y compartir la tarea de empuñar la pluma para semejar al inmortal personaje cervantino. Utopía y construcción es la consigna de quienes aspiramos a que algo cambie en el mundo.

Ahora, con el advenimiento de una nueva edición del calendario que mueve unos días de aquí para allá sobre las doce hojas de papel cuadriculado, pero también en medio de la desventura que significa la campaña militar de las potencias de Occidente sobre el Asia Central, quiero expresarle mi solidaridad con el trabajo que ustedes realizan, sumar mis votos para que una sociedad más justa nos espere en el porvenir y agradecerle los buenos artículos que nos envía.

Reciba mi mano extendida y transmítale mis afectos a Marta Caravantes y a sus otros colaboradores.

Eduardo Dermardirossian
Director de Heráclito
Buenos Aires, diciembre 17 de 2001


Querido amigo Eduardo Dermardirossian:

Reciba un fuerte abrazo con nuestros mejores deseos de paz, justicia y solidaridad para el Nuevo Año. Todo el equipo de Solidarios, del que usted forma parte desde largo tiempo, se une a mi felicitación.

Seguiremos unidos como auténticos vagabundos celestes navegando por las autopistas de la información (Si Keruac y los amigos del underground las hubieran conocido...).

Un abrazo solidario y fraternal.

José Carlos García Fajardo
Director de la ONG Solidarios para el Desarrollo
Madrid, diciembre 26 de 2001

H 83 – 28.12.2001